sábado, 9 de febrero de 2013

JUEGOS

Juegos de soledad, juegos de lluvias allá donde ti, juegos de píensame y suéñame, lúdicos intentos de tocarte, de rozar tu cuerpo estremecido por la lluvia, por el sueño donde te habito, por la soledad que nos habita, juegos de piel desnuda, de intensidades carnales, de fantasías que van a romper contra los espejos, de imaginaciones calladitas que vamos urdiendo en los rincones, en los silencios en medio de la casa, juegos de búsquedas e irreverencias, del amor que se mete debajo de los muebles y duerme como oculta crisálida y emerge en los días de lluvia y de soledad convertido en mariposa que roza la piel y la incendia, juegos de ti y de mi como niños desnudos antes del pecado, juegos de hembra y macho copulando por los cuartos vacíos, bajo la misma noche con lluvia, con soledad, juegos de tus ojos escarbando mi cuerpo impúdico como ayer los míos escarbaron tu pecho desnudo y su pezón ofrecido, ludicidades de la hora del tú allá y yo acá desnudo buscándote mientras tú me buscas en las manchas de los muros que dibuja la lluvia, en las lámparas apagadas, en el cristal que te refleja, juegos de adultos niños, de amantes perversos e infieles, de hombre solo y mujer sola en medio de las gentes y las voces que no escuchamos pues jugamos estos juegos de pensar y soñar con besos y sin besos, con la caricia suspendida, con la piel ardiendo en el fuego de estos juegos, juegos lúdicos e impúdicos, de pura piel, de deseos, de ansias de tocar, lamer, abrir, hundir, pene/trar hasta donde los juegos se inflaman en furiosas llamas onanistas, juegos de desahogos y masturbaciones con los ojos cerrados pensando y soñando una lluvia tibia escurriendo sobre ese seno provocativo, con el sabor secreto y el tacto imposible de ese pezón que se incrustó en la obsesión de los juegos, mientras juego solo y desnudo por la casa para ver si te encuentro escondida en los cojines, detrás de las puertas o de los cristales de las ventanas que no poseen la lluvia pero si la soledad de estos juegos, y deambulo jugando solo como huérfano edípico pensando y soñando que juego contigo y que tú allá con tu lluvia piensas y sueñas que juegas conmigo estos juegos que nos unen en una epifanía insensata pero maravillosa donde estamos en el mismo sueño, en el mismo juego, en el mismo instante y en el mismo lugar jugando estos juegos de soledad y de lluvias. Vale.

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