Ardía yo
incendiado por lo deseos de ti, de verte, me quemaba en la hoguera de ti, y te
dije “sí amada, eso quiero siempre, penetrarte, poseerte, besarte toda una
noche, porque te amo y deseo” pero el destino no quería que yo poseyera tu
imagen con sus íntimos rincones, con sus palomas y sus dos soles de delicado
rosa, con su nido oloroso a tu aroma de hembra mía, y el maldito hangout una y
otra vez no quiso regalarme tus imagen, me negó tu piel entera, tu deliciosa e
impúdica desnudez, tus ojos, tu pelo, tus manos, te negó arrastrándome al
oscuro silencio de tu cuerpo, y te dije “no importa amada mía, quería verte” y
tú insististe una y otra vez con la bravura del deseo, con tu perseverancia
siempre vencedora, y nada, y yo ya rendido a la imposibilidad te dije “déjame
besarte, acariciar tu pelo, ahora quiero besarte, llenarte de besos” pero tu
seguías con tu voluntad avasallante explorando los artilugios del Google para
consumar nuestros deseos de mostrarte y yo verte, y nada, y te dije “quiero a mi
esclava y doncella, la que me enseño el Amar, la que es mía en cuerpo y alma, amada,
déjame acariciar tiernamente tu pelo, déjame amarte con todo el Amar que guardo
para ti”, pero tú luchabas contra el destino ciego y por tu palabra vino el
milagro de Skype, y apareciste en su magia sonriendo, tu pelo negro en cascada
y una blusa negra con lindas flores blancas que ocultaba tus senos con la
fragilidad de la seda, y te vi hermosa y mía, y te desnudaste para mí sonriendo
como una niña coqueta y vi tus palomas mías, tus tetes míos, tu nido mío, tus
negros vellitos recortados, vi tu cuerpo desnudo para mí, expuesto a mis
deseos, a mis ansias, a mis sueños, y mi miembro se elevó como un mástil
dispuesto a navegar, se endureció ante tu exquisita sexualidad, y mientras mis
ojos ávidos te devoraban mi mano inició el tierno ceremonial onanista, y tu
reías con una ardiente complicidad, y te vestiste y te desvestiste otra vez
para mí, y yo calladito desde acá besaba y lamía cada fragmento de tu lujuriosa
desnudez y mi mano subía y bajaba por mi verga hasta que me llegó el destello
de la eyaculación y en mi imaginación desbocada vertí el semen sobre tus piel quemándola,
incendiándola con la hoguera de mis
deseos de ti.
lunes, 18 de febrero de 2013
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