domingo, 10 de agosto de 2014

ANALES DEL INSTANTE (Palimpsesto)


“El sexo anal, como un acto sagrado, le ofrece una verdadera resolución espiritual. La entrada por la salida le lleva al paraíso” La Rendición, Isabelle Stoffel

Buscamos la posición más cómoda para ella e intenté empezar a mojarla chupando y jugando con los labios de su vulva tratando de hallar o verter su íntima humedad, densa y tibia. Se fue relajando y mojando en un ámbito de suspiros y contenidos quejidos, entonces lentamente esparcí con pervertida parsimonia mi saliva en derredor de su florcita anal. Coloqué un dedo en ella, hice círculos con mi dedo en su borde y dentro de esa breve y apretada corola carnal. Unté a destajo de saliva mi dedo y su tímido ano, luego enfrenté mi rostro en aquel lugar y muy lentamente intenté introducir la puntita de mi lengua rígida allí. Sentí como se contrajo al notar que empezaba hundirla socavando el último bastión de su intimidad corporal. Se fue abriendo lentamente. Me situé a sus espaldas, arrodillado, tratando de colocarme en la adecuada posición y comencé a frotar mi verga contra su mojado y resbaloso surco vulval. Puse los dedos de la otra mano en su clítoris y comencé a masturbarla con ambigua delicadeza lésbica para evitar que se concentrase en la venidera penetración anal y disfrutase del estímulo clitoriano. Dejó escapar un gemido ronco, y comenzó a moverse con fiereza. Se sacudía como poseída y bramaba buscando un orgasmo que se aproximaba feroz. Al tenerla así no pude evitar ensartar dos de mis dedos en su ano violentamente y surcar vehemente con mi verga desde atrás su vulva en un rápido vaivén. Se movía muy rápido y gimiendo mucho, como queriendo extraer de esos roces desesperantes hasta los últimos vestigios de placer. Seguí y seguí enviciado hasta hacer coincidir en un destello de retorcimientos y espasmos mi eyaculación y su orgasmo.


No hay comentarios: