martes, 26 de agosto de 2014

INVOCACION DE CASANDRA


Invades mi cuerpo estremeciéndolo, tu boca roza mi piel, tus labios invocan atávicos goces, me estremecen, tus manos me acarician, me hurgan cómplices derramando tus ternuras en las hondas cavernas de mis instintos, tus manos me ofrecen la rosa y el deseo, eres única y sagrada, mujer del silencio y la distancia. Te deseo infiel y ardiente en tus pecadoras locuras, en tus lujuriosas vertientes que fluyen por los ríos quemantes de mis erecciones y en la maleable arcilla endurecida que mi mano modela persiguiendo tu imagen en las densas aguas de tu sexo que me hacen gozar, me incitan y excitan, que vivo tocando bebiendo lamiendo porque si se siente en la piel y en el cuerpo no es imaginario, es real como tus extraños celos que me gustan porque después de la tormenta siempre terminas en mis brazos, entregada a mí. Y es porque yo no te conquisto ni seduzco, yo te incendio, te devoro con mis deseos, yo soy tu potro poseedor de tu ídolo, soy el Amo y Señor de tus lúbricos espejismos, soy el que solo buscas cuando tu piel arde en las noches de tus insomnios, soy el demonio que te acecha y el envenenado objeto de tus instintos. Yo huelo la flor declarada en tu pubis y la pervierto. Me dejó naufragar en el rojizo carnal del húmedo y perfumado atardecer de tu vulva abierta por tus dedos con ese anillo hecho del mismo metal de los goznes de la puerta del infierno.


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