jueves, 21 de agosto de 2014

ROJO INCITANTE


Dos miguitas para desatar deseos e inspiraciones, la primera para atragantar al mendigo escriba con la excelsa claridad de sus muslos en un cuatro cabalístico de piel, tentación, sensualidad y sexo, para generar el estremecimiento, la erección, para incitar a la masturbación viciosa más allá del pudor del claro día. Las cinco manchas perfectas y demoníacas, distribuidas por un azar obsesivo, por la cruel naturaleza que solo muestra sus breves y tenues bellezas en los rincones escondidos e inaccesibles. Sus dos muslos pálidos, la pierna flectada, la pantorrilla suave en su lisura celestial, casi el talón, la juntura blanda, mullida, atenazante de las dos piernas en la cercanía de su convergencia sexual. La traza en fina sombra de esa tibieza excitante. Y ahí a la vista y desesperación del sigiloso turista, del asombrado espectador o del depravado voyerista, ocultando el delicado vértice inferior de su vulva, el quieto rojo de las bragas, su textura textil, su incendio triangular, su censura recatada de atrevida exhibicionista temerosa. La segunda, ampulosa y calentona, el muslo ancho con su felina suavidad desatada en su deliciosa perspectiva hacia el pie allá distante con sus tiernos deditos, y el otro tobillo asomado con brutal desparpajo haciendo alarde de las piernas abiertas acechando. En el ángulo inferior derecho el mismo rojo entre carmesí y amaranto, el rojo cegador y lujurioso, el rojo sexual e incitante, el envidiado rojo que toca su piel, su pubis, su vulva, sus ralos vellos púbicos, el rojo maldito que hace anhelar penetrar lento, intenso y enteramente en el húmedo y caliente infierno que cobija. Una minucia personal, hay una manchita solitaria y dulce en el muslo de la pierna izquierda, por dentro al llegar a la rodilla que me gustaría ver de cerca pues se me pasó en las detalladas revisiones de místico investigador de la cosmología astral de esas piernas ansiosas, y en los lamidos, caricias y besos con que exploré esos voluptuosos territorios como en un sueño de turbio adolescente. Pero ese es un deseo cuyo cumplimiento ya no depende de mí.


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