sábado, 16 de agosto de 2014

REVOLOTEOS (Ejercicios de microzoofilía)


Y en medio de la mañana se nos vienen las mariposas prohibidas y cesantes, llegan arrugaditas por las carencias de cariñosas caricias, y voy haciéndoles cariños con el dedito primero, para no espantarlas, suavecito, así se van desarrugando y abriendo sus alitas y se van a volar sin ataduras ni pudores, humedecidas por mi lengua con su propia miel, revolotean jugosas y rosaditas, inundadas del néctar que van bebiendo de las floraciones del deseo. Sientes sus leves roces sobre los ralos vellos de tu pubis polinizándote sobre la puntita de tu tierno capullo, guiadas en sus afanes por un entomólogo bandido y caliente, te excitas porque te gusta que lo hagan, te pones nerdioza porque te gusta sentirlas leves y lujuriosas surcando tus pétalos carnales. Revolotean en los deseos de allá y aquí, y las mariposas carnívoras nos van tragando, nos van incitando a las masturbatorias ceremonias, andan metidas dentro de tus sábanas para que la dueña del jardín se olvide del mundo mientras aprieta sofocada las piernas, andan jugando con esas pecas que mi lengua hizo florecer, devorando las sensaciones, libando los licores de los deseos. Las espantas con tu manito, suavecito suavecito, hasta que comienzas a desearme, y acá aletean desesperadas, mueven sus alas como colibríes, me lamen el falo florecido, mañaneras, deliciosas y malulas, poseen tu sabor y tu olor, me muerden, rasguñan, chupan, las muy bandidas son perversas y golosas, me tienen paradito a punto de brotar, vinieron dispuesta a todo, me tienen extasiado con sus lengüitas sabrosonas. Y nos llevan y traen por tu orgasmo y mi eyaculación, mañaneras, mezcla de infierno y de cielo, y se te quedan bajo las sabanas y te dejan temblando, y se me quedan escondidas bajo el prepucio y me dejan inundado, derramado y acesando.


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