Y mi despertar fue con el delicioso asombro
antiguo de aquellas madrugadas en que te seguía soñando por la mañana y el
mediodía y la tarde aun entrando en el crepúsculo que me traía de nuevo la
noche con la lujuriosa esperanza de despertar otra vez con tus pechos amplios y
sus pezones erguidos excavando en mis ojos mirones los goces de las
masturbaciones mañaneras. Por ese incitante regalo de esclava deseada he vagado
por el día ebrio de ti, sumergido en mis deseos de ti, hambriento y sediento de
ti, atrapado en un reiterativo más te pienso más te deseo, las horas laten enjauladas
en los parajes de tus carnes, en la vergencia de tus piernas en tu pubis, en el
triángulo voraz donde anida tu vulva sagrada y abierta. Tu imagen mañanera me
llega a doler en la memoria como una pulsión en carne viva y erecta haciendo más
imposible olvidarte, se repite en un eco visual que posee olores, sabores y
texturas, se derrama, humedece, gotea. Me voy cabalgando de vuelta la noche por
tus muslos, hundiéndome lamedor y punzante entre tus glúteos, rozando mi falo
por tus tibias blanduras, surcando tu vellosa verticalidad, pene entrando en la
estrecha mojadura caliente de tu sexo, sifoneo bombeo jineteo inserto
tumescente, empapas succionas estrujas insertada congestionada, no sé si
dormido o despierto. Tu recuerdo desnudo y excitado arde en mi cuerpo derramado
en una briosa erección, la mano propia agrede masturbatoria el miembro erguido
que se vierte vencido en una chisgueteada orgía seminal.
sábado, 30 de agosto de 2014
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