Siempre me dejas inconcluso, pendiente,
mañanero solitario esperando ver disfrutar tu cuerpo de estilizada madurez,
delgado junco del Guadalquivir mecido por el cante de bulerías. O no estás o no
te me apareces granaina insufrible y deseada en la distancia de un océano por
medio, de mi mañana a tu mediodía, andaluza, reinas mora sobre mis deseos de
penetrarte en esa noche que ya no será fría, de poseerte enviciado besando tus
pechos, de hundir mi falo bailaor en tu vulva bailaora, de sobar tus muslos y
tus nalgas para reconocer las suaves tersuras de las geografía del paraíso. Iré
una mañana calurosa a beber el beso que se me escapa de tu boca, a oler
extasiado el aroma de tu pelo del color de las doradas arenas, a devorar el
capullo de tu clítoris, a lamer la miel lujuriosa que derramarás pervertida por
mis salvajes erecciones. Siempre me has tenido enjaulado en tus cercanías
excitantes reina gitana, contigo soy moro y gitano, macho y poeta, aunque
siempre te me vas mora inquietante, te me diluyes en un silencio tenue de rosa en
fuego florecida y perfumada en tu sudor de hembra siempre en celo. Pero no
importa cíngara de mis tormentos, gitana trashumante de mi corazón
desperdigado, mora bailaora sobre los tablaos de mi imaginación desbocada, porque
ya sé que algún día soñaremos en la misma almohada desnudos ardientes colmados
de placer y de caricias, algún día me sumergiré en tu olor de hembra encendida,
en tus secretos e íntimos licores, en dulce el sabor de tu saliva, y tus manos
resbalarán por mi cuerpo y me besarás donde nadie aun me ha besado. Olé.
martes, 12 de agosto de 2014
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