La noche entra en tu cuerpo y en
el mío, crujiente y lunar, vertida en deseos, en ansias extraviadas, en el
secreto carnal que se esconde entre las sábanas, se introduce sigilosa en pleno
plenilunio, arde tu piel y mi piel desnudas bajo su pálida luz acariciante, se
inserta en los rincones y lo pliegues de las carnes deseosas de las nupcias y
las cópulas, de los besos que no sacian los bocas sedientas ni las manos que
florecen en lascivas caricias y obscenas inserciones. El nocturno aúlla en los
oscuros bosques del sexo hambriento reflejado en las cristalinas aguas lunares,
marcando territorios con las salivas que se vierten por las comisuras de las
bocas entreabiertas, se escurre entre tus pechos rozando tus inhiestos pezones,
se yergue macho en una noctámbula erección que se encarna en tu vulva socavando
los compartidos ardores. La nocturna excitación invade de sombras las
solitarias masturbaciones, los orgasmos y las eyaculaciones trizan los espejos,
quiebran los vidrios de las turbias perversiones, las hojas de los manglares
que se envician en la inseminación procaz de rocío. Túrgidos tus senos me urgen
en mis manos, erguido mi pene late en tu puño delicado, el tierno capullo de tu
clítoris se entrega a mi lengua y se erecta machihembrado intentado emular
atávicas sodomías. Entre la luna y el tejado una gata en celo maúlla sus
libidinosos delirios con su sexo goteando, desde la negrura de la medianoche su
macho maúlla con su falo tieso reluciendo bajo la fría luminosidad lunar y entra
en la noche penetrándola.
sábado, 9 de agosto de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario