jueves, 3 de abril de 2014

ERA ESO (C'était cela)


Ahora entiendo, eso era, sus sueños, su cuerpo apretadito contra el mío, su piel deslizándose en la mía, mis brazos abarcándola mientras la noche sucede, me sentía intranquilo, inquieto, los sueños se me iban como condensando en sensaciones, en intensidades sin rostro, en besos mordidos, ensalivados, feroces en su ternura desaforada, pero no podía verle los ojos, solo olía un perfume que reconocía por breves instantes y después se diluía con la luminosidad borrosa de la madrugada, era eso, usted me soñaba como no queriendo, como de lado, no sé si tímida o temerosa, y yo apenas alcanzaba a saborear sus deseos, a susurrarle las palabras que se vertían mientras jugaba con mi lengua en su orejita, o dejaba resbalar mi dedo por el canalillo entre sus pechos para atenuar la imposibilidad de besarlos, y todo era urgente pero contenido, y yo intentaba ir a más pero usted se me escurría siempre porque eran sus sueños y yo un mero visitante, un intruso que no merecía estar ahí, eso era, el vértigo de caer en el abismo de sus sueños, atrapado en su verticalidad húmeda y olorosa, en la voracidad sexual de sus instintos liberados con sutiles desparpajos en la selva caliente de los territorios oníricos, incluido en su voluptuosidad irreverente, pecaminosa en tanto el nocturno y la complicidad la dejaban huir por las pulsiones escondidas que socavan las mustias rutinas de sus días, era eso lo que me inundaba de lujurias, de hambre y sed de usted desnuda, ofrecida, burbujeante, de vagar soñado por el sabor de sus muslos, de su vulva, de sus labios entreabiertos, por la trama fragante de su pelo, por las sensibles protuberancias de sus pezones, por la cadencia libidinosa de sus caderas, por empapar su ombligo de densas espumas sexuales, eso era lo que me quemaba a fuego lento en el entresueño, la vigilia o el insomnio, era que mientras usted me soñaba yo me dejaba soñar como poseyéndola.

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