domingo, 13 de abril de 2014

SEMIRAMIS VIOLADA


Te siento en la piel reverberando como un calor encendido en la yesca lujuriosa de la obligada castidad del quinto día y en la mente alma espíritu burbujeando en tu voz en tu verbo en tu grave mirada juzgadora. Es la pecadora y libidinosa avidez de ti, de tu cercanía, de tu cuerpo y de tus desafiantes beaterías, tu lejanía de esfinge y tu soberana actitud de faraona. Te deseo mucho más de lo que imaginas o percibes en mis sexuales juegos de palabras o en mis acechos sigilosos para no despertar tus recatos y de ahí tus furias de vestal mancillada. Has que saber que hacía ti bullen esas “pequeñas e inocentes” perversiones, en ti se incrustan mis devoraciones carnales, en ti ansío consumarme como un macho depravado y como un niño asustado, a la vez estremecido y uno. Me declaro enviciado en tus sensuales sinuosidades cuando tendida sobre el lecho como una virgulilla desnuda voy recorriendo a mano viva y boca ensalivada tu silueta que arde como los fuegos eternos del delicioso infierno de los concupiscentes y los obscenos. Por eso voy a ir a enseñarte con besos y lamidos bucales y vulvales a entrar en mis intensidades rompiendo de un envión masturbatorio o forniciante tus cristalinas filosas intolerancias, sin presiones ni artilugios de circo pobre sino simplemente uniendo nuestros deseos, provocando la alquimia grata e insensata que desanuda nuestra brutal incomunicación y así comencemos siempre desnudos a compartir lo que ambos secretamente poseemos. Te abriré los cajones que guardo en los túneles y en las cloacas de mis instintos subterráneos y ahí en medio de tu espanto curioso e incitado violentaré tu voluntad de resistencia para desvirgarte entre quejidos y arañazos en los calientes caudales de un amoroso soborno.

No hay comentarios: