domingo, 6 de abril de 2014

PERIPLO


Mi boca busca tus pezones en la mañana nublada, la tibia blandura de tus senos, el sabor genital de tu vulva, para esconderse del frío en las veleidades de tu cuerpo deseado, para revivir tiempos extraviados en los dolores y los silencios. Mis manos indagan tu ausencia, los rescoldos de tus fuegos, la detallada memoria de tu piel, cada pliegue, cada manchita o lunar, la lujuriosa vellosidad de tu pubis y la amplia comba de tus nalgas. Mis ojos rescatan las visiones de tu desnudez abierta e incitante, tus tiernas y libidinosas contorsiones en inquietantes desparpajos, la sedosidad de tu largo pelo en su negro oleaje vertiginoso, tus brazos y tus manos prometiendo el abrazo de amor y el entrevero de pasión, tus piernas abiertas a la infinitud del placer de hembra en celo, tus muslos enloqueciendo la densidad de mi lascivas incontinencias onanistas. Mi pene declara en su sensible erección tu frutal y jugoso hostigamiento carnal, y en su virilidad insistente la excitación que induces con tu desafiante feminidad. Mis labios recorren embesando las sagradas imágenes de tu vientre por ensalivados senderos en torno a tu ombligo o se empantanan en tu boca de esclava doncella devorándola con los furiosos besos del amor/deseo. Mi lengua, caracol ensimismado, se desliza en un sueño continuo vagando en la verticalidad de tu sexo florecido urgiendo tu clítoris adormecido con lamidos exasperantes para llevarte por el extasiante abismo del orgasmo para que me arrastres en el vértigo extasiante de la estremecedora eyaculación y mi boca vuelva ya saciada en busca de tus pechos en la aterida mañana nublada.

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