Mi boca busca tus pezones en la
mañana nublada, la tibia blandura de tus senos, el sabor genital de tu vulva, para
esconderse del frío en las veleidades de tu cuerpo deseado, para revivir
tiempos extraviados en los dolores y los silencios. Mis manos indagan tu
ausencia, los rescoldos de tus fuegos, la detallada memoria de tu piel, cada
pliegue, cada manchita o lunar, la lujuriosa vellosidad de tu pubis y la amplia
comba de tus nalgas. Mis ojos rescatan las visiones de tu desnudez abierta e
incitante, tus tiernas y libidinosas contorsiones en inquietantes desparpajos,
la sedosidad de tu largo pelo en su negro oleaje vertiginoso, tus brazos y tus
manos prometiendo el abrazo de amor y el entrevero de pasión, tus piernas
abiertas a la infinitud del placer de hembra en celo, tus muslos enloqueciendo
la densidad de mi lascivas incontinencias onanistas. Mi pene declara en su
sensible erección tu frutal y jugoso hostigamiento carnal, y en su virilidad
insistente la excitación que induces con tu desafiante feminidad. Mis labios
recorren embesando las sagradas imágenes de tu vientre por ensalivados senderos
en torno a tu ombligo o se empantanan en tu boca de esclava doncella
devorándola con los furiosos besos del amor/deseo. Mi lengua, caracol
ensimismado, se desliza en un sueño continuo vagando en la verticalidad de tu
sexo florecido urgiendo tu clítoris adormecido con lamidos exasperantes para
llevarte por el extasiante abismo del orgasmo para que me arrastres en el
vértigo extasiante de la estremecedora eyaculación y mi boca vuelva ya saciada
en busca de tus pechos en la aterida mañana nublada.
domingo, 6 de abril de 2014
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