(Asqueamiento palimpsestual)
Entras en la habitación, sensual, elegante,
altiva. Usas una falda por encima de las rodillas ajustada a tus sabrosos
muslos dejándome ver tus piernas y una camisola escotada solo lo justo para
hacerme desviar la mirada. Me deleito con esa visión que invade mi imaginación.
Nos saludamos con un abrazo y siento tus pechos punzando contra el mío,
disfrutando el sensual calor de tu cuerpo. Mi mano se posa en tus nalgas y tú
sumisamente te dejas, percibo tu olor, tu aroma de hembra en celo. De reojo
saboreo tu escote nuevamente y luego miro descaradamente tus piernas, por supuesto
te das cuenta. Con un gesto rápido agarras mi pene por encima del pantalón,
fuerte, con decisión, aprietas más, con firmeza haciéndolo tuyo, disfrutando el
saber que eres capaz de excitarme de esa manera, dominante, devoradora. De
inmediato me comes la boca, mordiéndome, violando mi boca con tu lengua,
desabrochas mi camisa rápidamente, como poseída por una intensidad animal.
Lames mi pecho, lo besas, muerdes mis tetillas, yo reacciono tomándote del pelo
con firmeza, cierro los ojos y dejo que tu perfume invada todo mi ser. Estás
inclinada sobre mi, yo sin camisa, tu mano apretando mi erguido pene, dirijo mi
mano por debajo de la falda, pero no me dejas, la quitas mi mano con un gesto
firme mientras lames y haces lo que quieres en mi pecho. Rápidamente te colocas
frente a mí, me dejas sin pantalones y te llevas mi verga a la boca, la chupas
de una sola vez, absorbes mi olor y te la tragas entera, me levantas de la
silla, te tomo del cuello como si te obligara a chupar, la tienes toda dentro
jugando con tu lengua tan bien como solo tú sabes hacerlo, soy tuyo, dominado,
te aferras a mis nalgas sin dejar de mamar, me llevas al cielo, disfruto de esa
imagen sin decir nada, tienes mis testículos en tu boca mientras me miras a los
ojos como poseída, arrastras todo mi prepucio hasta abajo para deleitarte con
todos los detalles de mi pene, tus dedos juegan alrededor de mi culo, siento
una electricidad placentera en todos mis puntos nerviosos, disfruto dejándome
llevar. De pronto me pongo de pie, te levanto. Te tomo por sorpresa y te
inclino sobre la cama, con tus nalgas hacia mí. Tu cara de sorpresa se refleja
en el espejo de la pared. Cuando te das cuenta de lo que va a suceder te
muerdes los labios, yo me inclino sobre ti y te susurro palabras sucias, soeces
al oído. Amaso tus pechos que rozan y se deslizan mientras dejo mi peso sobre
tus glúteos, me miras por el espejo con cara de viciosa pero sumisa, inocente a
la vez, levanto tu falda y para mi sorpresa no llevas nada debajo, sin aviso te
la meto de un solo envión, a lo perrito. No me sorprende que estés bien
lubricada, emanando flujos. Te doy unas nalgadas que te gustan y te excitan y
luego te ordeno que te masturbes como una puta. Separo tus nalgas mientras mis
caderas van y vienen con movimientos rápidos y fuertes, gritas enloquecida que
vas a acabar, la saco, vuelvo a meterla despacito, poco a poco hasta hacerte
gritar. Lamo un poco tu culo para llenarlo de saliva, meto un dedo, entro y
salgo despacio, poco a poco, veo en tu cara los ojos desorbitados, gimes,
acelero el ritmo de mi verga en tu vulva, salvaje y violento, comienza a entrar
en orgasmo, aceleras el movimiento de los dedos en tu rico clítoris, gritas,
veo el reflejo de tu cara, quedas exhausta. Te volteo y hago que me la chupes,
entro en tu boca tomándote por el pelo hasta que eyaculo en ella, un poco de
densa y caliente leche escurre por tus comisuras, te pido que te la lamas y lo
haces de inmediato. Sigues mamando abandonada a mi placer, me arrodillo y te
beso, muerdo tus labios, nos comemos nuestras lenguas, estoy tan excitado que
no me importa compartir el sabor de mi propio semen que viene de tu boca.
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