miércoles, 1 de junio de 2016

DE TUS ALBURAS


Me invadieron las mórbidas alburas de tus pechos anidados como tibias palomas en tu impúdico escote, las mullidas blanduras de tus senos desnudos, los botones protuberantes de tus pezones en sus rugosas areolas, me invaden como un oleaje de aguas quemantes o densas lavas ardientes de esos dos volcanes lunares, y mis ojos de mirón pervertido no encontraron el sosiego embebidos en ese paisaje de pálidas carnalidades, de esos perfumados encantos de tu dulce madurez de exultante fiera ansiosa y provocativa. Habité tu cuerpo inconcluso toda la noche incandescente, seminal y excitado soñando tu generoso busto, ebrio de esa precisa imagen de mis obsesiones como un bebé aferrado a cada una de esas tetas de hembra maternal e incestuosa, sorbiendo boquiabierto tu lujuria, succionado tus deseos en cada pezón divino. Besé suavemente, escondido en el nocturno paisaje, tus ampulosas turgencias, tus sensuales suavidades, las ampulosas combas desplegadas para incitar masturbaciones y ensalivados relamidos, quise lamerlas enteras, mordisquear levemente sus cúspides punzantes, dejé que mis ojitos de gozador niño depravado las comieran a mordiscos, las mamaran a toda boca abarcadora, y te viví en un sueño tan nítido que me fui hundiendo entre tus pechos como un náufrago suicida. Dejé mi mano liberada al albur de su vicio masturbatorio mientras te iba imaginando en una perfecta desnudez de mujer amante hebra deseada, imaginé tu rosada rosa carnal abriendo y cerrando sus pétalos verticales en su hambrienta respiración carnívora, visualicé tu clítoris bajo tu dedo urgiendo su sensibilidad de breve y exquisito pene femenino, intuí tu orgasmo con tu mojada e hirviente vulva frotándose contra mi muslo, y mi mano me llevó exasperado a una apremiante eyaculación sobre tu vientre que destelló en la oscuridad como un fuego encharcado.


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