jueves, 23 de junio de 2016

REGALADAS DELICIAS


“,…levantando sonatas de monterías en los trasfondos del escenario.” El Acoso, Alejo Carpentier, 1956.

Regalada delicia es la largura apetitosa de tus piernas de sueño que se extienden hacia tus pechos nevados cruzando por el cálido glacial de tu pubis, blancos entornados sobre las turgencias de tu cuerpo tendido en el lecho donde habitan mis deseos en las noches de tu embrujos de hembra hambrienta, esos muslos suaves y perfectos, el fragmentos de tu talón y de tu rostro, el brazo flectado allá arriba en el horizonte difuso de la imagen, y la heliconia con sus asimétricos fuegos en llamas vivas sobre tu cuerpo cruzando de cadera a seno como cumpliendo mi sueño de cruzarte hembra y yo macho sobre ti montándome, cubriéndote como la oscura bestia fálica que surge tiesa y pujante desde el oscuro imaginario de tus insomnios, con su falo en ristre para ir a hundirlo lascivo y penetrante entre los rosados y húmedos pétalos congestionados de tu vulva palpitante. Regalada delicia es tu pubis detrás de esa delicada red que atrapa mis ojos que te pululan como voraces peces del deseo buscando el tibio y húmedo molusco abierto de tu vulva para penetrarte machos y erectos, endurecidos por la provocativa visión de tu vientre escondido en los albos bordados de tus bragas que se insertan envidiados en tu sexo. Regalada delicia es estar ahora en las primeras calles del invierno recién llegado y seguirte pensando como si fuera la primavera que me debías y seguirte deseando con las ansias desbocadas de un sátiro pervertido y seguirte viendo ahí toda tú en sensual reposo sobre los mullidos colores esperando que mis ojos te devoren.


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