Me erecto gustoso
buscándote.
Te busco en la selva
cálida de mis inhóspitos deseos, en las serranías de mis volcánicas lujurias, en
las honduras de mis pequeñas perversiones y en las cumbres de mis insensatas
locuras. Te busco como una jauría de bestias hambrientas de ti, de tu cuerpo
desnudo tendido sobre las calientes arenas de mis sueños eróticos, con hambre
de tus senos y de tus axilas, con sed de tu saliva y de la densa miel de tu
vulva, con las ansias de un lobo en celo, con mi miembro latiendo y punzando
por la perfumada magnolia oculta en tu pubis, con mi lengua ávida de lamerte
lenta y mojada, de paladear cada uno de tus sabores uno a uno como un vicio
interminable, de sorber tu clítoris con mis labios apretados, urgirlo de
desesperadas sensaciones, punzarlo con la punta de mi lengua y hacer brotar de
el en ti el orgasmo desenfrenado que te eleve a los cielos que aun no has
tocado. Te busco entre tus pechos y entre tus ingles, entre tus nalgas y entre
tus amplias caderas, te busco en la sombra de tus pestañas y detrás de tus
orejas, en las areolas de tus pezones y detrás de tus rodillas, te busco en la
penetración que consuma y en la masturbación que te dilata y me erecta, te
busco en las tibias y húmedas ternuras de tus besos y en la sinuosidad
constante de tu vientre. Te busco por mis propias erecciones y en la mano que
frota mi virilidad buscándote en los territorios del solitario excitado, te
busco mía y virgen por la gracia de mis obsesiones, te busco hasta donde sé que
no estás para dibujarte a mi manera y volver a poseerte en la profundidad de la
eterna noche que nos pertenece.
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