“Paseas por mi piel tu urgencia de tenerme
presa”. Viajero de mi ser. M. I., junio 4, 2016.
Ese pezón asomado en el balcón de tu escote me
abre el día con su protuberante incitación, y eres la hembra de las lunas
insoportables donde anido ahí entre tus pechos acurrucadito o inserto en tu
delicioso molusco voraz, y quiero marcarte para mí, que te sepas poseída entera,
total, y más, quiero cada poro, cada vello de tu cuerpo, cada pliegue y cada lunar,
cada gota que destiles, quiero la punta más alta de tus pezones y la hondura
mas profunda de tu vagina, el oculto capullo encapuchado de tu clítoris y el
íntimo cauce que separa tus nalgas, para que te sientas mía hasta el dolor y el
orgasmo, quiero tu lengua trazando la sonrisa de mi boca, la quiero
enloqueciendo mi paladar y también mi glande, la quiero lamiendo las comarcas
secretas de mi cuerpo macho, las oquedades, los surcos, los promontorios, quiero
tus vellos molusculares cosquilleando mi nariz, deseo poseer tus olores
axilares y el persistente sabor de tu saliva, ansío hundir mi mástil en las
tormentosas aguas de tu vulva donde me empotro con lenta e incontenible
vehemencia, entero, duro, viril, y te jineteo hundido en tu sexo que me absorbe
en ese tráfago de húmedas carnes trabadas entre si en una cópula desesperada, y
eyaculo reinando en tu molusco succionante, mi pene aúlla tu nombre en las
estrujantes profundidades de tu vagina, allí chijetea su semen incandescente,
jugo lava néctar, esa lechosa densidad de macho eyaculando, me vierto copioso y
chorreante, tu vulva me mastica, me traga, mientras allá arriba las bocas
repiten el coito encharcado en un beso abierto y abarcante, y nos abrazamos
para iniciar ahora ya saciados la dulce ceremonia de las ternuras, locos de
nosotros y saciados de hacer el intenso amor que nos debíamos.
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