Es tu mano, tus uñas decoradas, tu piel
soñada, las que abren la puerta a mis deseos, el ramo de flores conteniendo tu
aroma, la sedosidad de tu cuerpo apenas expuesto en tu brazo desnudo, el sólido
anillo en tu dedo curioso que se sumió en la sureña flor del rito invertido. Será
un sueño un día tocarnos en su vertiginosa consistencia, besarnos en las bocas
verdaderas, rendirnos a nuestros deseos esparcidos por la fresca grama o en las
mullidas hojas secas del bosque encantado para siempre por tu voz desde un
lejos imposible, consumar el Amar en la cópula mordida, en los lamidos
restregados en tu pubis, en los lamidos verticales en mi falo. Mi boca te besa
por el filo de la mañana, te abarca y absorbe, te inunda, explora las
veleidades de tu cuerpo, socava las orillas de tus deseos solitarios, las
ansiedades y las cumbres de tu carne desnuda expuesta tantas veces al hambre
denodada de tu Amo y Señor. Me imagino dentro de ti, en ti, profundo y posesivo,
te voy bosquejando en la carnalidad insistente de mi memoria como doncella y
esclava, concreta y nítida, esbozo el perfil de tus pechos coronados en sus
pezones, contorneo tus nalgas y tus muslos a mano viva en el mármol pulido por
mis impúdicas caricias. Dejo que me habites, me absorbas, me contengas entero
macho niño en los pliegues de tu otoño de hembra constante, palomas, nido y
estrecha flor. Me embriago en los resabios deslumbrantes de los goces simultáneos
e iniciales de aquel enero seis años atrás, vago por las lluvia que han sido
inmerso en los rezagos de los gozos donde me dormí extasiado niño macho entre
tus pechos incestuosamente maternales.
miércoles, 21 de mayo de 2014
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