miércoles, 21 de mayo de 2014

TROVA DEL VOYEUR DESATADO


Por la rosa reincidente

Lejana rosa deseada y poseída, vive la osadía, extravíate en ella, fluye, no pienses, solo siente. Déjate llevar de mi mano, de mi verbo encendido, del imaginario compartido palabra a palabra. Debería venir un instante en que verás un destello enceguecedor que proviene del fondo del túnel del deseo, es el momento donde lo virtual toca, rompe y penetra en la realidad como una epifanía inesperada: la masturbación. Allí lo real y lo imaginado se confunden, se fusionan, se enlazan y trenzan de tal manera que mi mano es tu mano, y viceversa, y en esa dualidad perturbadora se alcanzan las sensaciones del placer real a través de lo virtual. Entonces se logra una exquisita consumación. Desde ahí ya todo sucede en una simultánea realidad, en un mismo espacio-tiempo. En ese lugar donde eres tan mía que ya no hay espacio entre nosotros, solo tiempo. Me ha encantado y hechizado la confirmación de que estamos sintiendo las palabras, el verbo hecho carne estremecida, lo real-virtual como una sola realidad, intensa, vibrante, compartida en lecho, en el día, en la noche, en esos instantes cuánticos en que nos pensamos y deseamos y nos poseemos. Como anoche, cuando llegaste a mi cama, desnuda y ansiosa, y yo ya te esperaba desnudo y ansioso, y vivimos una nueva sinfonía entre las sabanas. Rosa mía y fluvial, ardiente sirena de mis lúbricos oleajes, verás, desde que iniciamos este ciclo de lujurias y deseos expuestos me he ido acercando (hasta ahora has logrado deliciosas erecciones) cada día más al intento culmine, es decir a masturbarme por ti, sí, eso, ya estoy eligiendo las imágenes tuyas que mirare hambriento imaginando más de lo que muestran mientras mi mano (tu mano) me guía incesante por la suprema adoración a dios Onán. Y hay más, ya tengo elegida la imagen que usare en ese rito oculto, allí estas expuesta a mis imaginaciones mas pervertidas, y además porque me excita más aun saber que lo sabes (y lo estarás sintiendo). Y es que necesito el resplandor de tu piel, el trazo de tu boca y el brillo de tus ojos, las curvas de tus caderas y la tibia convexidad de tus pechos, tu cuello a morder y tu pelo a la caricia, necesito el icono que te materialice en ese momento del rito solitario. Y desapareceré ahí en el dulce vértice de tus piernas, en el triangulo sexual donde se incuban las ceremonias del deseo, allí, en ti. Ya siento bajo el pijama el inicio delicioso de una erección, veo tu imagen con mi verga erecta, tocándome por encima de la delgada tela del pijama hasta que la saco afuera, erecta y desafiante, mi corazón late desaforado, reveo tu escote buscando el detalle más lubrico, mi mano comienza una suave masturbación, siento mi penetración en tu florcita anal, apretada, temerosa, siento tus movimientos apurando la carnal introducción, escucho tus gemidos, siento y miro tu piel, tus pechos, recorro el borde de tu escote, miro tu rostro, tus brazos desnudos, tu boca, esa boca que… mi mano ya comienza a acelerar el masaje masturbatorio, se ha encendido mi mente de macho en celo. Soy un sibarita sexual y tú mereces que el primer rito onanista del día, soy el ungido sacerdote matutino del templo donde habitas como una oscura divinidad imperecedera.

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