sábado, 24 de mayo de 2014

NOUS


Dans la rose cherchée

Nos buscamos como fieras hambrientas en las imaginarias intersecciones de nuestros sueños, en las hipotéticas convergencias del tiempo diferido o vigente y de los deseos estarcidos por los insomnios de los nocturnos con la piel vacía de ternuras silenciosas, de besos sin puerta ni ventanas por donde escapar a los labios infieles, de caricias pecadoras y lamidos sigilosos bordeando la noche separada. Nos deseamos cristalizados en las copas de todos los vinos y bosquejados en las fragantes turbulencias del humo del tabaco, rozando una sensualidad desatada urdimos una sexualidad de caracoles, de lentos lamidos arrastrados por los espejos del sudor y la saliva, de penetraciones y succiones, de labios y muslos mordidos, de adolescentes masturbaciones insensatas y de pétalos abiertos a los tiernos dedos invasivos. Nos soñamos imbricados, insertos, trabados en una cópula eterna de pequeñísimos protozoos, de salvajes perros callejeros, de libidinosos peces abisales, nos soñamos en un lecho de locuras y desparpajos, desnudos abrazados incitando las bravuras de las desesperaciones urgentes por invadirnos, por desollarnos y carcomernos en carnes vivas, por ir viviéndonos sintiéndonos más allá del deseo y del acto (i). Nos buscamos como pájaros sedientos en los charcos de las lluvias que no compartiremos, en los susurros escondidos bajo las sábanas, por las orillas y las siluetas dibujadas por las sombras, en la vastedad ardiente del soborno carnal de las lujurias tramontanas, por el goce sagrado del adulterio inconsumado en las cornisas y los parques, en las rosas ocultas en los libros y los árboles florecidos de las plazas.

(i) La canción desesperada. Pablo Neruda.



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