"Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema;"
Arte Poética. Vicente Huidobro.
Te imagino, te imagino sobre tu
lecho semidesnuda, casi desnuda, desnuda, te imagino imaginándome y desnudo
sobre mi cama te imagino, te imagino sobre tu lecho semidesnuda, casi desnuda,
desnuda, te imagino imaginándome y comienzo a rozarme frotarme masturbarme poco
a poco hasta despertar al demonio que me acecha agazapado allá en el cenagal de
mis instintos. Esta mañana te vi imaginada mirándote en el espejo, desnuda y
refrescada, vi como soltabas tu pelo, y tus largos rizos enredados cayeron
sobre tus senos mojados adornando como guirnaldas tus deliciosos pezones.
Caminaste, sonreíste al mirar tus amplias curvas delineadas. Acariciaste el
contorno desnudo de tu cuerpo, te vi girar y tomar la almohada abrazándola y
seguiste girando y al girar sentí que sentiste mi sigilosa escondida mirada.
Avanzaste mirándote, como si yo te mirara oculto sin decir nada, sentiste que
te tomaba y amorosamente te tendía sobre la cama. Y entonces cumplimos
anhelantes ese nunca, soltamos las riendas de nuestras almas y nuestros cuerpos
y nuestros deseos, cual corcel y su jinete y viceversa, nos cabalgamos con la
mojada desesperación de los caracoles, con el desparpajo sexual de los perros
callejeros, con los aullidos y sangrientos rasguños de los gatos en los
tejados, te penetré y me succionaste, te lamí y me lamiste, locos, ansioso,
desesperados por consumar nuestro amor, esta mañana. Cierro los ojos y te
imagino, te imagino sobre tu lecho semidesnuda, casi desnuda, desnuda, te
imagino imaginándome y doy pequeños quejidos de placer mientras entrego la
ofrenda a la lejana incitadora. Alcanzo a oír dentro de mí tus quejidos, tu
respiración acesante, tus susurros y jadeos allá en el negro fango de mis
instintos y te imagino, te imagino sobre tu lecho semidesnuda, casi desnuda,
desnuda, te imagino imaginándome y comienzo a rozarme poco a poco, otra vez.
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