jueves, 22 de mayo de 2014

EVOCACIONES DE ARDIENTES ANSIEDADES


Impúdica nostalgia de tu vulva, de su vertiente jugosa en su voracidad de molusco insaciable, deseos que surgen de la lluvia y del frío, de estar perdido del camino en tu cuerpo abierto y tibio en sus alturas y ventoleras, sobre las pieles que recuperan en su visión las fierezas de tu boca besando en besos abarcantes las cárcavas de mis labios sedientos de ti y tus mieles. Añoranza de tus lamidos y succiones, impudicias cercanas a los cenagosos paraísos que rodean el infierno, de tu lengua subiendo la fálica verticalidad columnar, caracol desnudo desconchado bajando con sexual turbidez felatricia por el ídolo de antiguas galas priápicas. Lujuriosa evocación de una caliente babosa reptando con lenta malicia por la erguida rigidez viril desatando los nudos del vicio, la tibia mano encopando sensibles olivas temerosas en su escondite escrotal, esa otra piel de fiera voraz, los dedos enredados en el vello púbico, las sensaciones fluyendo en la gozadora clepsidra seminal. Onán estremecido por las astucias manuales y bucales de la perseverante esfinge babilónica, acosado y vencido, idolatrado con onzavas vehemencias linguales, se deja hurgar con la mirada perdida en los espejismos del tiempo detenido y las manos urgentes buscando donde aferrarse para no hundirse anticipado en el abismo de la deliciosa eyaculación. Remembranza de solitarios rituales atávicos, de multiplicadas masturbaciones, de excitaciones secretas, de un perverso trato interruptus, de delicadas beaterías absurdas, de ansiedades siemprevivas, de dulces recatos virginales. Arriba, en ese otro cielo un blanco globo de luz ilumina la lubrica escena, abajo, sobre las mullidas y salvajes pieles de leopardos, jaguares y ocelotes, los labios ávidos descorchan la erecta y tersa redoma del ardiente licor que se derrama, lechosa lava hirviendo, en el íntimo y abusado palacio palatino.

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