Impúdica nostalgia de tu vulva, de su
vertiente jugosa en su voracidad de molusco insaciable, deseos que surgen de la
lluvia y del frío, de estar perdido del camino en tu cuerpo abierto y tibio en
sus alturas y ventoleras, sobre las pieles que recuperan en su visión las
fierezas de tu boca besando en besos abarcantes las cárcavas de mis labios
sedientos de ti y tus mieles. Añoranza de tus lamidos y succiones, impudicias
cercanas a los cenagosos paraísos que rodean el infierno, de tu lengua subiendo
la fálica verticalidad columnar, caracol desnudo desconchado bajando con sexual
turbidez felatricia por el ídolo de antiguas galas priápicas. Lujuriosa
evocación de una caliente babosa reptando con lenta malicia por la erguida rigidez
viril desatando los nudos del vicio, la tibia mano encopando sensibles olivas
temerosas en su escondite escrotal, esa otra piel de fiera voraz, los dedos
enredados en el vello púbico, las sensaciones fluyendo en la gozadora clepsidra
seminal. Onán estremecido por las astucias manuales y bucales de la
perseverante esfinge babilónica, acosado y vencido, idolatrado con onzavas
vehemencias linguales, se deja hurgar con la mirada perdida en los espejismos
del tiempo detenido y las manos urgentes buscando donde aferrarse para no
hundirse anticipado en el abismo de la deliciosa eyaculación. Remembranza de
solitarios rituales atávicos, de multiplicadas masturbaciones, de excitaciones
secretas, de un perverso trato interruptus,
de delicadas beaterías absurdas, de ansiedades siemprevivas, de dulces recatos
virginales. Arriba, en ese otro cielo un blanco globo de luz ilumina la lubrica
escena, abajo, sobre las mullidas y salvajes pieles de leopardos, jaguares y
ocelotes, los labios ávidos descorchan la erecta y tersa redoma del ardiente licor
que se derrama, lechosa lava hirviendo, en el íntimo y abusado palacio palatino.
jueves, 22 de mayo de 2014
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