Mi mía, leí tu correo y el
guerrero se endureció con tus palabras y con las imágenes de esos tiempos
ricos, sentí tus caricias de ternura y de pasión, tu lengua curiosa buscando mi
placer por todo mi cuerpo, te imaginé en esas caricias solitarias, tu mano
hurgando tu mariposa húmeda y caliente, tus pechos con sus pezones erectos y ansiosos
de mis labios. Sin esos momentos de placer, aunque sean solitarios, la vida se
nos va sin vivirla, y lo mejor es sentirla siempre en la piel, sentirse vivo,
deseoso, y lo erótico, aunque sean fantasías o pensamientos nos hace palpitar,
vivir día a día la maravilla de estar aquí, por eso siempre estoy buscando,
mirando, gozando del sexo, como sea. Mi escurridiza, esta espera interminable
de ti con ansias incontenibles me hace imaginar tu mariposa húmeda, calientita,
sensible, me hace pensar en tus deseos fantasiosos a flor de piel, en repetir
nuestros juegos que describes, esa mezcla de ternura y sexo que compartimos tan
bien, la enagua tuto, tu lengua en mi cuerpo, mis deditos en tu mariposa. Que
rico volver a leerte, encontrar en tus palabras la misma pasión y los mismos
deseos de aquellos tiempos quizá irrecuperables, también yo tengo grabada en mi
mente y mi cuerpo esa lengüita recorriéndome por todos mis rincones, húmeda,
caliente, sigilosa, y que me hacia entregarme a ti y a tus instintos en forma total,
completa, y como disfrutábamos de esos momentos de amor clandestino, robándole
a la vida instantes de gozo máximo, donde dejábamos fluir nuestros deseos mas
secretos, nuestros instintos mas ocultos. Mi deseada, cuando escuché tu voz en
medio del bosque fue como un llamado al lobo encelado, despertaron mis ansias
de ti, mis instintos primitivos, mis deseos de hundirme en tu mariposa húmeda y
fogosa, de lamer de ella sus jugos sexuales, de apretar con mis labios su
clítoris sensible, tu voz incendió el bosque. Me viene la imagen de la mariposa
abierta a mi lengua, a mis lamidos en tu clítoris, de tus pezones de niña,
tiernos y sensibles que yo chupaba enviciado y el guerrero se erecta, se
endurece mientras te escribo, pidiéndome que lo sacié, que lo masturbe, que lo
haga eyacular por ti, ya no aguanto, mirare otra vez las imágenes de tus pechos
y me masturbaré en tu caliente recuerdo sabiendo que me sientes en tu cuerpo
como un leve estremecimiento en la mitad de tu día.
sábado, 3 de mayo de 2014
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