viernes, 30 de mayo de 2014

MISMA EN FUTURO INCIERTO


“Hice de ese mediodía un poema
recuerdo tus manos llevando mi cabeza
donde siempre lo soñé
mi boca gritando gozosa:
¡Ven, que tengo sed!”
Giovanna Robinson Rangel

Pervertirás tu cuerpo en el mío, densa hiedra anudada o lento húmedo caracol vestigial, ansiosa tu carne más ardiente sucumbirá a los ardores de mi boca, te irás deshaciendo en pequeñas lujurias abrasada por las fiebres ensimismadas del orgasmo, serás fragmentada por los deseos desperdigados en el lecho que irrumpirán por los volcánicos poros de tu piel encendida por los fatuos fuegos de la cópula atrapada entre el trato injusto y la vehemencia desesperada de mi falo por tu abierto paréntesis carnal enjugado de tus íntimos brebajes. Bajarás tu testa coronada ungida por la depravada insistencia de mis manos enredadas en tu pelo, desanudada y desnudada, desbaratada y desatada, bucal y lingual, soberana de tus ansias y succiones, poseída por la intimidad manoseadora, frotante y perturbadora, que presagia las derramadas eyaculaciones, el ardiente extravío en las voluptuosidades de los sexos descarriados, la ferviente promiscuidad de ser tú en mí, yo en ti, y ambos en nosotros. Te verterás sobre mi vientre como fiera hembra en un celo y luto milenario buscando la penetrante posesión de su macho solo en las trabadas vicisitudes que devienen de los besos iniciales mordiendo tus labios emboscados. Saciarás tu sed y tu hambre en mi provocadora rigidez, tiesura o erguimiento, simularás locura o embriaguez, negarás o mentirás, pero jamás podrás extirparme de tu cuerpo porque lo habito como un lujurioso parásito aun más adentro de ti misma, allá por las oscuras honduras donde nadie, nadie, ha llegado nunca, y tu lo sabes y sé que también así lo sientes cada vez que tu cuerpo desnudo se repite para mí en los espejos.

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