sábado, 10 de mayo de 2014

POR EL CANTO DEL ATARDECER ANOCHECIENDO

Sobre las suaves y mullidas cuadriculas de feroces pieles, entre velos y besos enmascarando las lujurias en cercanas vertientes. Una esfera de luz intranquila se enciende y se apaga en un ciclo alterno con el rectángulo de las imágenes ilusorias. Por el canto pulgar de mi mano cabalgas siguiendo tus deseos, fluyendo hembra instintiva con el vaho caliente de mi aliento recorriendo los territorios de tu cuello urgiendo breves orgasmos y desatando los nudos de tus pudores. Y fui de tu boca a tu vulva y viceversa y otra vez naufragué en tus sabores y olores, y lamí relamiendo lo lamido y relamido en otros atardeceres de húmedos naufragios. Y fuiste de mi boca a mi verga y viceversa y otra vez huiste lamiendo y relamiendo lo lamido y relamido en otros atardeceres de inhiestas erecciones. Urdiste la trama trampa para transgredir el protocolo convenido en una exquisita violación inconsumada. Por el canto de mi mano sobre la vulva húmeda abriendo el cauce derramado, el rocío vaginal, la mojada voracidad de las algas que siguen el vaivén de tus convulsiones, el delirio de mi lengua en la sensibilidad genital de tu clítoris. Tu mano en el falo consintiendo el onanismo que mi mano viciosa consumó. Tu piel con misteriosa insensibilidad no siente el derrame de la quemante lava eyaculatoria y restriegas tus muslos esparciendo el lácteo jugo seminal por las vellosidades de mi abdomen. Quedó una deuda, quizá, postergada por la vehemencia y por la truncada continuidad inicial. El humo atrapado por el ventanal cerrado gira y gira devorado por el torbellino de los cuerpos trenzados trabados allá arriba en las alturas del anochecer incontenido.



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