Sobre las suaves y mullidas cuadriculas de
feroces pieles, entre velos y besos enmascarando las lujurias en cercanas
vertientes. Una esfera de luz intranquila se enciende y se apaga en un ciclo
alterno con el rectángulo de las imágenes ilusorias. Por el canto pulgar de mi
mano cabalgas siguiendo tus deseos, fluyendo hembra instintiva con el vaho
caliente de mi aliento recorriendo los territorios de tu cuello urgiendo breves
orgasmos y desatando los nudos de tus pudores. Y fui de tu boca a tu vulva y
viceversa y otra vez naufragué en tus sabores y olores, y lamí relamiendo lo
lamido y relamido en otros atardeceres de húmedos naufragios. Y fuiste de mi
boca a mi verga y viceversa y otra vez huiste lamiendo y relamiendo lo lamido y
relamido en otros atardeceres de inhiestas erecciones. Urdiste la trama trampa
para transgredir el protocolo convenido en una exquisita violación inconsumada.
Por el canto de mi mano sobre la vulva
húmeda abriendo el cauce derramado, el rocío vaginal, la mojada voracidad
de las algas que siguen el vaivén de tus convulsiones, el delirio de mi lengua en
la sensibilidad genital de tu clítoris. Tu mano en el falo consintiendo el
onanismo que mi mano viciosa consumó. Tu piel con misteriosa insensibilidad no
siente el derrame de la quemante lava eyaculatoria y restriegas tus muslos
esparciendo el lácteo jugo seminal por las vellosidades de mi abdomen. Quedó una
deuda, quizá, postergada por la vehemencia y por la truncada continuidad
inicial. El humo atrapado por el ventanal cerrado gira y gira devorado por el
torbellino de los cuerpos trenzados trabados allá arriba en las alturas del
anochecer incontenido.
sábado, 10 de mayo de 2014
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