miércoles, 7 de mayo de 2014

VULVATURAS


“Silencio
Orad: ella ha abierto sus piernas
Todo el mundo arrodillado”
Fragmento del poema "Silencio" de Cristina Peri Rossi

Se abre roja rosada mojada la olorosa rosa enmarañada. Ceñida en alados y negros tules transparentes, virginal en sus genitales deleites. Se abre se vierte se ofrece en sus pétalos expuestos el deseo. Flor provocadora e incitante como un dulce molusco palpitante. Embeleco gozador lubricado viscoso. En sus untadas magias voluptuosas en sus húmedas honduras penetradas. Carnal orquídea dilatada. Absorbente tierna fisura impregnada de olores y sabores vertidos en fálicos ceremoniales. Vulva humedecida en sus goces invadida vagina insertado gineceo. Urgencias de irrumpir abriendo los descendentes labios sensibles, su tímida verticalidad anhelante, la epifanía del orgasmo que late estremece vibra en lujuriosos retorcimientos. Tentativa de inmortalidad de retorno embrionario de muerte consentida. Penetrada lamida succionada, sensaciones de lubricas invasiones priapicas, secretos dedeos masturbatorios, turbación. Hambrienta larva venérea percebe mariposa abierta flor embriagante. Cárnica medusa excitante, absorbente abertura hendidura succionante. Veleidad en su hábito de ardiente babosa constrictora estrujante. Voraz simetría bilabial sobre bilabial desde el delicado clítoris en su capuchón esperando hasta el furtivo periné enclaustrado. Púbico nido anegado, vértice vórtice entre muslos y vientre, caverna incesante en sus densas vertientes, incestuosa lascivia ferviente idolatría. Gruta carnívora. Tentación del delirio lingual así embebido. Baubo, sacralidad libidinosa de los oscuros misterios del pervertido sexo elemental.

Otras invocaciones:

Vulva
Gonzalo Villar

Encontré un poema
de agua en tu vulva.
Fui leyendo tu sexo
como un cuaderno de sueños,
respiré girasoles en tus truenos,
probé el vicio de tus labios,
lamí los bordes del rocío,
hasta caer una y otra vez en tu pozo,
nido de serpientes, húmeda quebrada,
capullo de nervios, fruto de alegría,
mágica boca de placer.


Amor sin muerte
Claudio Rodríguez Fer

Lengua lame emboca resbala lábil
lenta lengua en el lodo en que yacente
despierta resbala sierpe húmedamente
y ardiendo de vidriados ciñe hábil.
Labios consagrados nervio a nervio
detrás delante al cabo frente a frente
gamuzas como pubis refulgente
detenidos en el tiempo verbo a verbo.
Piel con piel nácar en la carne
almizcles congelados por la aurora
espasman y jadean en la materia que arde.
Y la vida se prolonga serena e infinitamente.


Oración
Cristina Peri Rossi

Silencio.
Cuando ella abre sus piernas
que todo el mundo se calle.
Que nadie murmure
ni me venga
con cuentos ni poesías
ni historias de catástrofes
ni cataclismos,
que no hay enjambre
mejor que sus cabellos
ni abertura mayor que la de sus piernas
ni bóveda que yo avizore con más respeto
ni selva tan fragante como su púbis
ni torres y catedrales más seguras.
Silencio.
Orad: ella ha abierto sus piernas.
Todo el mundo arrodillado


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