“Acaricia mis
muslos muérdelos, rasgúñalos, ábrelos, pero no los dejes temblar sin tu
presencia, sin mojarme y dejarme sin ti.” Flor de Loto.
Me preguntas si te recuerdo y ayer una poca
lluvia me hizo verte en el atardecer caminando por las calles de un lugar
desconocido donde tú eras reina de los crepúsculos y dueña de los escarabajos y
las libélulas. Habitas mi memoria con tus ojos tristes como si siempre hubiera
lluvia en ellos, tienen una tristeza de otoño o de anochecer marino. Allá en
los mármoles helados del templo eres para siempre una oscura divinidad pluvial.
Me preguntas si te tengo miedo y no lo sé, tienes algo que atrae
misteriosamente en una distancia lejana de susurro, en ti lo verdaderamente erótico
es invisible, solo se siente en tu luminosidad inquietante, en la cóncava tristeza
que tienes bajo la piel muy oculta a los ojos profanos. Temo tus palabras que
me excitan más que las imágenes en ese misterio del erotismo puro donde siempre
te me pierdes, tiernita y juguetona. Me preguntas si pienso en ti de vez en vez
y he de reconocer que sí, que me pienso vagando ilimitado por tu aroma en otoño
o invierno un día algo lluvioso, empantanado entre la dulzura y la lujuria, la
rosa y sus espinas, entre un dulce perfume y un fuego abrasador. Me preguntas
si he soñado contigo y confieso el pecado de soñarte voluptuosa, ardiente y
carnal, como flor delicada y como una gata celo, como un cristal y una hoguera,
como la niña tierna y dulce que necesita todas las ternuras y como la hembra
fogosa que sabe dar y sentir el sexo en plenitud. Me preguntas si nos
encontraremos algún día y no lo sé, un invierno atardecido quizás me atreva a
esperarte en una esquina de la lluvia para sentirte tan tierna que me nazca el
amor de puro pensar en tocarte una mano o ver tus ojos prodigados en los míos, e
ir a por ti en un beso sin pecado, en la floración de la amistad, del deseo,
del amor, un beso que quede titilando un nuestros labios como un delicado
misterio por descubrir, pero no lo sé. Pero nunca me preguntas si te deseo y
eso si lo sé, deseo desatar tu escote y besar tus senos chiquitos hasta
despertar sus secretas palpitaciones, deseo ser para ti un caballero dulce con
fuego en la sangre y hacerte el amor como una bestia y después ser como
conejito de peluche, deseo que tu cuerpo se sofoque por mi cuerpo y darle
placer aun sin penetración, solo caricias hurgando en todos sus rincones, y
porque sé que eres tan de piel deseo dejar que seas como el agua y que tus
dedos toquen todos los senderos del goce y la pasión, deseo entrar en tus
laberintos desconocidos y arder en una excitación imprevista, sentir tus
deliciosas provocaciones en mi mente y en mi cuerpo, deseo no ser un príncipe desencantado
sino un potro encelado que te haga el amor en un bosque, en el pasto húmedo por
la lluvia, que te muerda mientras tú ríes suavecito y lamer tu vulva para ir
sintiendo tu orgasmo en mi boca y después abrazarte con dulce cariño y besarte
como a una soñada novia virginal. Eso deseo.
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