sábado, 14 de mayo de 2016

ASEDIOS A LA ROSA NEGADA


Tu rosa, hoy temprano, en su intenso rojo intocable, pero insoportablemente deseada, tu rosa de fragancia negada. Hurgo en la secuencia de tu voraz sonrisa vertical, en esa rosa carnívora que acecha al sur cercano del promontorio de tu pubis. Eres la hembra de la rosa intocable, que deshojo con mis manos de macho en celo y ya deshojada tu rosa negada ahora noche iré por tus pétalos, uno a uno. Asaltaré nocturno, erguido y quemante tu lecho inmóvil, y lloveré macho sobre tu rosa una larga noche, pétalo a pétalo iré cuatro veces mordisqueando vertical esa húmeda cisura. Y sigo soñando con tu rosa en su negación absoluta, cerrada, apretada en su pimpollo, negada siempre, y en ese sueño vúlvico soy un gusano que repto nocturno por tu cuerpo, me escondo en tus íntimos intersticios, me arrastro por los negados contornos de la rosa, habito en su verticalidad carnal, me demoro en su anegada vergencia y me derrumbo rígido punzante en su hondura matriarcal. Pronto vendrá la lluvia y estarás entre los pétalos mojados, observándome desde tu lejos cercano, viendo como ardo en tus verbos atrevidos. Lloverá sobre tu rosa con una humedad de besos de lluvias de otros tiempos, y me soñaré en ti empapado de la lluvia de los finos cristales y de la lluvia densa de tu rosa y te poseeré con besos de un perro huacho a una gata maula, con besos lentos por los pétalos carnales de la rosa inquieta. Sé que perdurarás en todas las rosas humedecidas, como siempre en sus pétalos, dejando que te sueñe desnuda, con tu autorización y tu desenfado, quieta y deseada, solo para que te inmortalice en el mármol de los textos profanos con mis monótonos verbos eróticos.


No hay comentarios: