domingo, 1 de mayo de 2016

ÚLTIMO CANTO POLIFONICO DE INFINITOS INTENTOS


“Yo he preparado algo mejor, pero necesito intimidad”

Deshojar en silencio tu cuerpo. Sacar el pétalo de tu blusa y acariciar las dunas tibias de tus pechos, haciendo erguirse los pezones anhelantes como flores oscuras que despiertan con la savia encendida de mi boca. Se me van los ojos por tu escote, imagino tus senos, tus duros pezones. Ver vuestros senos perfumados, túrgidos, como tibios pájaros que acechan, coronados en la pasión punzante de sus alturas orgullosas. Y la seguía soñando después que me dejaba envuelto en su bruma perfumada, la veía otra vez cuando entraba al cuarto con su altivez de reina imperiosa y me miraba desde su lejos con un desdén humillante, y comenzaba a desnudarse como si yo no existiera. Yo dejé mi boca suspendida sobre tus pezones, en el vuelo de salvajes pájaros que anidarán tardíos en tus pechos, blanduras y tersuras entibiadas en la atávica memoria, rememoraciones del sublime tormento; lo perdido y buscado y nunca encontrado, las ansias de sorber el dulce vino matriarcal, mórbidas duplicaciones que mis manos amasan en el nocturno desesperado, certeza del aroma prohibido que escarba mi nariz por el canalillo ahí entre tus senos llenos. En medio de la masturbación anhelante descubro tus pezones erguidos y el erótico balanceo de tus senos sujetos al ritmo lúbrico de tus ansias. Por toda esa plenitud de tus imponentes mamas me sobreviene la sed viciosa de succionarlas y el vértigo lujurioso de sus muelles alturas. Yo duermo cada noche entre tus pechos mullidos, magnolias que también mojo la luna, allí sueño con tus senos como perfumada almohada, allí me hundo en una felicidad amplia y cimbreante, allí voy socavando tus pudores haciéndome el niño macho, allí poseo tu blanda ternura en su misteriosa esencia maternal, allí me deshago de los años vividos y vuelvo a vivirlos ahora allí entre tus pechos maduros.

Nota.- Incluye versos de los poemas “Eros a media tarde”, “Cuando estoy solo”, “De Usted” y “Eros V”, del poemario Poemas Oscuros, 2005, del mismo autor, y la paráfrasis de un verso del tango “Ninguna”, de Homero Manzi (en la voz del Dr. Alberto Castillo).


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