“Solo yo te puedo destapar los pliegues que cubren mis pechos”.
Cuando tú me amas. M. I., Mayo, 2016
Juegas con la sensualidad desbordante de tu escote inmune a los
hechizo y sortilegios de los sátiros y faunos que te observan desde sus bosques
encantados, te inclinas y abres un instantáneo intersticio al paraíso, a esa
suave y voluptuosa palidez de tus pechos maduros, a esas tibias dunas con que
sueñan los náufragos extraviados en los oleajes que inevitables llevan a las
dulces magnolias de tu piel. En los desiertos de los plenilunios fui
recolectando esos claros y tersos tormentos, uno a uno, perladas imágenes de tu
busto en su inminente exuberancia, diez joyas que guardo en mi secreto cofre de
los turbios deseos, expuestas a mis ojos extasiados y a mis labios sedientos de
los besos imaginados en esas delicadas tersuras, ebrio del crisol de colores
que enmarcan esas tiernas palomas en sus carnales convexidades. Emerges entre
las perfectas curvas de tu vendimia y las mullidas combas de tus dos
lunas vagabundas (i), sigilosa conspiradora guardas para el ungido el
misterioso color de tus pezones, el tamaño preciso de su sensible y rugosa
circunferencia, niegas los delirios insensatos porque tu sonrisa se vuela a los
observadores perdidos en la mórbida blandura, tus ojos desaparecen en los
oleajes incesantes de tus pechos, tu boca es una alta flor en el acantilado
donde los machos enceguecidos se estremecen en las ciénagas del fondo bajo la
sombra irresistible de tus senos perfumados,
túrgidos, como tibios pájaros que acechan, coronados en la pasión punzante de
sus alturas orgullosas (ii). Haces de tu inquietante escote un abismo insoportable a los poetas
suicidas que sueñan caer por el glorioso canalillo entre tus senos, esa cálida
línea que divide mi entero universo en tus dos hemisferios, hasta sumergirse en
el agradecido rosa que bordea las turgencias de tus paraísos soñados. Juegas
todos los días con la luz que se refleja en tus senos. Sutil incitadora, llegas
en la sed y en el desespero (iii).
(i) “Mi fuente y tu mar”. M. I.
(ii) “De Usted”, R.
(iii) Paráfrasis de los versos: “Juegas todos los días con la luz
del universo. Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua”. Poema XIV.
Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada, Pablo Neruda.
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