martes, 10 de mayo de 2016

SENSUALES PAISAJES DE TI


Para G. imperecedera en sus ternuras.

Allá la luna hermosa, lujuriosa pero también inocente y pura, como tú lejana, distante y a la vez clara y transparente, fría en su altura inalcanzable con su pálida claridad inmóvil e insensible, aquí el ovalo vertical en el muro como la superficie de un agua quieta, dormida, reflejando tu nocturna intimidad. Primero tú reflejada sentada en tu lecho, angelical y serena, en ese ámbito tan tuyo de ternuras perfumadas, el burka blanco sedoso satinado como un señorial “tuto” de aquellos antiguos tiempos en los que eras poseída en los atardeceres de unas calles por donde caminaban desconocidas gentes invisibles, y nosotros entre ellos llevando el encendido fulgor del deseo en nuestras tímidas manos de amantes felices. Luego el mismo ovalo de la elipse biselada con tus pechos llenos, desbordando pudorosos las copas del brasier, tus senos ampulosos, constantes y deseables para mis manos que sueñan su tersura en impúdicas caricias encopantes, los breteles caídos con sutil descaro para dejar expuesto a mis ojos macho la perfecta suavidad de todo tu pecho, la Incisura jugularis, las Incisura claviculares (i), el perfecto canalillo, la comba absoluta de tus senos abundantes, la camisola ahora en misterioso pálido rosado bajada exactamente hasta debajo de tus pechos para resaltar su mullida voluptuosidad y esférica blandura, tu actitud altiva y soberana, entregada al denso deseo que me suspende en tu altura y tu delicada sensualidad. Ahora quiero que cada vez que te mires en ese espejo sientas mis ojos recorriendo tu cuerpo, como un prodigioso excarabajo desconsolado de transparente virilidad o como un lujurioso ángel sumergido. Eso quiero.

(i) Referencia original: Poema “Anatomía en el pequeño bosque”, mismo autor, misma musa, 29 de Marzo de 2008.

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