domingo, 1 de mayo de 2016

PRIMER CANTO POLIFONICO DE INFINITOS INTENTOS


“…, porque eso era lo que me sucedía con ella. Volvía a nacer cada vez que me dejaba incrustarme en sus senos de sirena asesina como una sanguijuela y succionarla hasta que mi alma estaba satisfecha.”. Senos de sirena. Asaph ‘In Sadness We Trust’, 2015.

Los acariciaría con las desoladas ternuras acumuladas durante los inviernos de su búsqueda, los encoparia como palomas huidizas, abarcándolos con mis manos encendidas por una lejana lujuria que se inició en un antiguo jardín donde ya los presentía. Los amasaría devorándolos como los calientes panes del deseo, los besaría con la reverencia inusitada de un naufrago hambriento y los succionaría sediento hasta morirme de plenitud saciada en sus goces ampulosos. Jugaría con ellos como un niño bueno y como un niño malo, como un tierno macho enamorado y como un salvaje macho enardecido por edípicos y oscuros deseos incestuosos. Lamería sin piedad sus tibias blanduras, sus prominentes y excelsas redondeces, su mórbida exuberancia cimbreante, sus curvos y tersos volúmenes. Mamaría insaciable sus erectos botones con afán desesperado de niño extraviado, dormiría en una sola noche todas las noches venideras escuchando incrustado entre ellos sus latidos subterráneos y la lluvia allá lejos en el techo de zinc. Habitaría sus alturas de dunas intangibles, de bastas colinas turgentes, de acogedores templos donde postrarse surcando el perfumado valle que los separa como un abismo donde se precipitan felices al vacío final los vencidos inmortales. Cercaría esas cumbres con mis labios embebidos, con mis manos ávidas de una doble cacería, con mis mejillas adormecidas por el roce túrgido de esa pálida piel siempre escondida. Subiría por esas sensuales elevaciones, sumiso y extasiado, como un lento caracol ensimismado, como un insecto paradóxico que sabe de rosas y de atardeceres, como un gusano ebrio del dulce vino escanciado en las combas suavidades de las copas de la vendimia y de los maduros frutos del estío.


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