miércoles, 18 de mayo de 2016

VER, OIR, SENTIR


Fue el contraste del negro de tu brasier contra la mórbida albura de tu piel desnuda lo que encendió edípicas tentaciones, lo que provocó la lenta y consistente erección que bulló sensible bajo el roce del pantalón. Vi tus pechos, pálidos y maduros frutos de la vendimia de tus años, dulcemente caídos en su voluptuosa blandura, y emprendieron eróticos vuelos las imaginaciones de mis labios en tus senos besando lamiendo mordiendo, de mi boca succionando desaforada esos carnales capullos: tus pezones de intenso rosado, esas tiernas y rugosas monedas del deseo. Y vino tu voz en susurros: “Lo estoy disfrutando, al menos mirarlo me conforma algo, lo disfruto, lo siento en la punta de mis dedos, quiero besarlo… estoy besándolo, paso mi lengua a su alrededor y estoy sintiendo su humedad, ahora estoy ardiendo, mi sexo palpita, y sigo besándote y ahora lo quiero todo, abro mi boca y en mis dedos creo sentirte, paso tu pene por mis labios y me estremezco de placer… tengo que tocarme!” Fue entonces un carnaval de lujurias desatadas, fue una sinfonía de gemidos que implicitaban masturbaciones paralelas, tus dedos chapoteando en tu vulva voraz y mi mano en afanada en el vaivén masturbatorio, fue un coro de quejidos pecadores y respiraciones agitadas por la ventolera del sexo ahí trepidando entre tu boca y la mía. Y fuimos hasta volcarnos desesperados en el desenlace buscado, intensamente conectados en una virtualidad real y palpable, sentí tu clítoris en la yema de mi dedo, sentí tu mojada verticalidad, tus estremecimientos orgásmicos, sentiste la tersura viril de mi glande, sentiste la endurecida erección de mi verga, mis estertores eyaculatorios. Definitivamente fue delicioso oírte, ver tus pechos y masturbarme, fue un anegarme de ti en ti por ti, fue una locura abierta y penetrante, húmeda y erecta, reciproca y carnal, fue una cópula tan real que nos pareció un imposible ensueño virtual.

Nota.- En cursivas, sus impuras palabras.


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