“Estoy leyendo tus breves notas, hummm, me vas a volver loquita, yo
me enciendo y a esta hora no debo”. La Geisha
Quiero que se sensibilicen tus pezones, pequeños y claritos, que
puncen como intensas cúspides de fuegos incesantes, que te derrumbes y caigas
en el vértigo de la lujuria desenfrenada, de los quejidos y los retorcimientos
de tu cuerpo desesperado por un miembro duro, erecto, penetrante, que tu mano
sobe con fuerza tu Monte de Venus y tus dedos hagan breves círculos depravados
en tu clítoris, que hurguen y profanen tu vulva ansiosa hambrienta abierta al
goce carnal, que te imagines en una cópula demencial, de cuerpos que se traban
en un lúbrico nudo y bocas que se muerden, de manos que acarician impúdicas,
sobajean enviciadas y masturban vehementes, de labios ensalivados que saborean
fluidos vaginales y gotas preseminales. Quiero sentir tu mano aferrando mi
virilidad erguida, apretándola con furor de hembra en celo, descorriendo el
prepucio con lentitud para que aflore el glande brillante y tenso como un rojo
amanecer fálico, sentir tus labios besándolo, tu lengua caliente y ensalivada
lamiendo esa punta roma y palpitante, tu boca chupando succionando tragando de
punta a cabo mi falo entero, sentir mi verga atrapada entre tu paladar y tu
lengua, mientras tu mano encopa y mece mis testículos tiernamente. Quiero verte
escarbar en tus instintos para encontrar las semillas perdidas de las magias
oscuras de tu sexualidad latente, los fragmentos de tus fantasías secretas y
vergonzantes, las sucias y depravadas visiones que han habitado tus insomnios,
las perturbadoras imágenes de lo que sueñas cuando te abres a tus verdaderos
deseos sexuales, quiero ver tu cuerpo desnudo, entero expuesto al detallado
examen de mis ojos voyeristas, tus curvas y combas, tus amplios pliegues, tus
carnes abundantes y sensuales, la plenitud total de tus muslos y glúteos, de
tus senos y sus pezones, tus axilas y tus ingles, tu pubis con la rosa
aterciopelada de tu vulva, tus rodillas y tus pies, tu ombligo navegando en el
carnal oleaje de tu generosa ampulosidad, quiero poseerte más allá de tu mente,
de tu alma, de tu cuerpo, poseerte como nadie nunca te poseyó.
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