lunes, 16 de mayo de 2016

BREVES NOTAS DE UN MAGO EXCITADO


“Estoy leyendo tus breves notas, hummm, me vas a volver loquita, yo me enciendo y a esta hora no debo”. La Geisha

Quiero que se sensibilicen tus pezones, pequeños y claritos, que puncen como intensas cúspides de fuegos incesantes, que te derrumbes y caigas en el vértigo de la lujuria desenfrenada, de los quejidos y los retorcimientos de tu cuerpo desesperado por un miembro duro, erecto, penetrante, que tu mano sobe con fuerza tu Monte de Venus y tus dedos hagan breves círculos depravados en tu clítoris, que hurguen y profanen tu vulva ansiosa hambrienta abierta al goce carnal, que te imagines en una cópula demencial, de cuerpos que se traban en un lúbrico nudo y bocas que se muerden, de manos que acarician impúdicas, sobajean enviciadas y masturban vehementes, de labios ensalivados que saborean fluidos vaginales y gotas preseminales. Quiero sentir tu mano aferrando mi virilidad erguida, apretándola con furor de hembra en celo, descorriendo el prepucio con lentitud para que aflore el glande brillante y tenso como un rojo amanecer fálico, sentir tus labios besándolo, tu lengua caliente y ensalivada lamiendo esa punta roma y palpitante, tu boca chupando succionando tragando de punta a cabo mi falo entero, sentir mi verga atrapada entre tu paladar y tu lengua, mientras tu mano encopa y mece mis testículos tiernamente. Quiero verte escarbar en tus instintos para encontrar las semillas perdidas de las magias oscuras de tu sexualidad latente, los fragmentos de tus fantasías secretas y vergonzantes, las sucias y depravadas visiones que han habitado tus insomnios, las perturbadoras imágenes de lo que sueñas cuando te abres a tus verdaderos deseos sexuales, quiero ver tu cuerpo desnudo, entero expuesto al detallado examen de mis ojos voyeristas, tus curvas y combas, tus amplios pliegues, tus carnes abundantes y sensuales, la plenitud total de tus muslos y glúteos, de tus senos y sus pezones, tus axilas y tus ingles, tu pubis con la rosa aterciopelada de tu vulva, tus rodillas y tus pies, tu ombligo navegando en el carnal oleaje de tu generosa ampulosidad, quiero poseerte más allá de tu mente, de tu alma, de tu cuerpo, poseerte como nadie nunca te poseyó.


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