lunes, 8 de diciembre de 2014

DESBORDAMIENTO


Texto escrito bajo un severo Overflow (i).

Escribo desbordado por la imagen de sus muslos expuestos con invocante lascivia, escribo sobrepasado en mi imaginario y mi vocabulario por el éxtasis lujurioso que me disgrega en una fina arena caliente parecida a una ardiente ceniza volcánica, escribo extasiado, extraviado, ebrio, atrapado por su convexidad carnal, mullida, sensual, por su ilimitada sensación de goces perdidos; el lamido, el beso marcado en ardiente saliva, la caricia impune, la caricia tierna, la caricia lasciva, la caricia hirviendo en las lujurias, por el despliegue en desparpajo de altos y pervertidos atardeceres (ii). En esta orilla del deseo un horizonte de suaves vellos púbicos define la línea sutil de la incitación que se abre a los arpegios de la lujuria, las desnudas piernas cruzadas me naufragan en los mórbidos deleites que conocieron mis manos dedos labios lengua, cada una con su miríada de manchitas y su sol sostenido en la piel que fue besada y lamida hasta el vicio y la erecta nostalgia, y allá abajo el tobillo, el talón y el empeine del pie que caminó los rumbos de los presagios de las intensas masturbaciones y las cópulas esquivas. Todo es del lúbrico color de la piel deseada, en su vastedad de hembra escondida en su alto castillo, de la misteriosa coloración de la piel desnuda incitando, entre color Perú (iii) y Marrón Arenoso (iv), que para mis excitados adentros es un tierno ocre otoñal en sus infinitos matices de las sombras tenues imposibles de describir como se merecen (v) bajo el embrujo cautivante y las ansias de lamer en carne viva sus salobres sabores. El mullido edredón se arrincona apagado por el fulgor de los muslos, por la tentación de su torneado y los vellos asomados sobre el blando lomaje del Monte de Venus cuya anhelada visión se niega con cruel persistencia, por la cercanía olorosa de esa vulva jugosa que simula con perfección la puerta del nirvana (vi). Y ahí me quedo cristalizado, petrificado ante la visión de lo intocable, poseído por su intensa intención de excitar, cegado por el resplandor de su carnal exhuberancia y sumido en la desesperación de no alcanzar a expresar con palabras la sagrada epifanía.

Notas.-
(i) Computación; cuando los contenidos no caben en su elemento contenedor.
(ii) “Tu muslo y nada más”. Prosarium, del mismo autor para la misma musa.
(iii) HTML Color Names. Perú: CD853F
(iv) HTML Color Names. Sandy Brown: F4A460
(v) “El hombre sabe que hay en el alma tintes más desconcertantes, más innumerables y más anónimos que los colores de una selva otoñal... cree, sin embargo, que esos tintes, en todas sus fusiones y conversiones, son representables con precisión por un mecanismo arbitrario de gruñidos y de chillidos. Cree que del interior de un burócrata salen realmente ruidos que significan todos los misterios de la memoria y todas las agonías del anhelo”. G. K. Chesterton, en “El idioma analítico de John Wilkins”. Otras inquisiciones. Jorge Luis Borges, 1952.
(vi) En la filosofía shramánica, nirvana es el estado de liberación tanto del sufrimiento como del ciclo de renacimientos.


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