Voy a derramarme sobre ti como un
agua densa y caliente, me verteré como un hilo de saliva en las mórbidas
ondulaciones de tu cuerpo mientras mi boca irá sorbiendo tu aliento y tus
quejidos, desbordaré tus deseos como un vino untuoso, seminal y espeso,
sentirás la viscosidad de mi lujuria anegando tus carnes pálidas, los recovecos
de tus axilas y tus ingles, y seguiré vertido en ti inundado, inmerso en la
calidez de tus pechos, entre ellas creciendo como un musgo macho niño, encopándolas
con mis manos sedientas de ti, hundido en su blandura voluptuosa, en su mullida
consistencia edípica, succionando tus pezones con viciosa insistencia para
hacer brotar desde ellos tus dulces ternuras naturales y la trama incesante de
tus ansias de hembra esquiva a otros ojos que no sean los míos, escurriré como
una tibia lava lechosa por tu cuerpo bajando hacía la breve concavidad de tu
ombligo, hacía la suave convexidad de tu vientre y su latencia, fluiré enredado
en la breve selva de tus vellos púbicos buscando extraviado tu vulva en su
plenitud sexual para hacerte hervir en tus propios jugos vaginales, para
derretirte en un orgasmo de bestias sagradas que se revuelcan amándose en la
lúbrica grama de sus sueños, voy a volcarte sobre el lecho bocabajo para
resbalar mi abdomen sobre tus coxis y tus nalgas con mi falo surcando y
punzando el surco que las separa hasta encontrar el apretado capullo de tu flor
del sur, y ahí lento, candente, endurecido, la penetraré como un unicornio desatado
y sodomítico, eyacularé en ti y serás al fin untada y ungida por mi semen
desesperado. Voy a saturarte de caricias desde el salvaje oleaje de tus
cabellos hasta las refulgentes uñitas de tus pies.
sábado, 13 de diciembre de 2014
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