Eres la rosa de todos mis
jardines, del que miro al atardecer pensándote, del que cultivo dormido soñándote,
del que riego en los insomnios deseándote. La prístina rosa del Amar, la
delicada rosa de los besos y la impura rosa de lujurias. Eres la rosa de todas
las rosas, única que florece en las mañanas cuando mis manos buscan tus espinas
para desangrarme en ellas enamorado. Eres la rosa del deseo de anegar tu boca, de
oler tu cuerpo, de polinizarte como un abejorro ebrio de tu rocío. Eres roja
rosa en la dulzura de tus labios y eres rosada rosa en la humedad de tu sexo. Te
amaré toda la noche atrapado en la fragancia de tu cuerpo dormido hasta el día en
que te tendré en mis brazos, rosa seducida, y te iré deshojando hasta la
madrugada para soñar juntos lo que hemos soñados separados. Y ahí, en el jardín
de mis delirios, envuelto en una brisa fresca como tu risa, te pensaré desnuda sobre
un lecho de verde grama y yo sobre ti, urgidos en una cópula de ángeles
malditos, mis manos encopando tus palomas, mi boca usurpando desesperada tus
tetes, mi ídolo incrustado en tu nido, nuestros cuerpos estremecidos de una
salvaje sexualidad, sudorosos, ensalivados, las carnes trémulas entregadas a
los ritos orgásmicos y eyaculatorios en las ardientes arenas de los desiertos
de las soledades compartidas donde solo florecen las espurias rosas imposibles.
Soy el jardinero que te mira desde lejos como a una esfinge y que no se atreve
a decirte que también te desea, mi piel se sueña en tus besos y en tus pétalos.
martes, 30 de diciembre de 2014
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