Buscaré en la noche la tibia
cercanía de tu piel desnuda navegando entre las sábanas, su suavidad de pétalo,
su aroma de íntima rosa sexual, su blandura maternal, su cobijo de amante
hembra cómplice y su delicado sabor de mujer soñando, buscaré tu boca para
derramar tu saliva en mis labios, para beberte sediento en el desierto de tu
lecho, para naufragar mordiendo tu lengua y desaparecer en el lujurioso abismo de
tus besos, buscaré tus mórbidos pechos, sus convexas lisuras, la mullida
experiencia de hundirme entre ellos como un pez extraviado en las aguas de sus
deseos, las pequeñas turgencias de sus pezones como soles tatuados en las
cumbres de los delirios incestuosos, el roce de esos botones erectos en mis
mejillas de macho niño, la blanda ternura de tus senos acogedores encopados en
la lascivia de mis manos, buscaré en la oscura medianoche de tus vellos púbicos
la húmeda luna nueva de tu vulva, la ardiente y dulce ambrosía de la vendimia
de tu madurez plena y sabrosa, su néctar incitante que embruja con su estiaje
soberano, su olor a origen esencial y a pecados perturbadores, buscaré tu sexo
para lamerlo vicioso, ebrio de tus secretas obscenidades, para insertar mis
dedos fálicos y extraer de tu voz los misterios soeces de tus irrevocables
instintos, buscaré por la largura sinuosa de tu espalda la apretada cisura de
tus glúteos aferrado a tus generosas caderas, te besaré ensalivando la tersa
comarca de tu coxis y cada cima de las combas de tus nalgas, surcaré su juntura
relamiendo y abriendo su gruta esquiva, entonces, tú bocabajo con tu rostro
hundido en la almohada, yo sobre ti como un jinete o un potro te empalaré
insertando con refinada brutalidad mi erguido y duro miembro en tu flor del sur
buscando tu grito salvaje para que su eco se propague por la madrugada echando
a volar a las palomas dormidas en los campanario de tu antiguos territorios.
martes, 23 de diciembre de 2014
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