Subo embesado desde la densidad
lunar de tus pies, por los tensos arcos inspirados de tus pantorrillas.
Sentirás un agua espesa y ardiente que te inunda. Me vuelco rodeo acuno los duros
cantos rodados de tus rodillas imaginando la impudicia de tu pudor vencido por tu
exhibicionismo de ninfa multitudinaria. Percibirás un torrente burbujeante que
te atrapa y te arrastra con los ojos cerrados mordiéndote los labios. Remonto
por tus piernas ávido de tus muslos, me allego sátiro depravado con boca y
dedos en tu entrepiernas lamiendo ensalivando tus ingles. Advertirás un vaho
caliente que te abre dulce y jugosa como una fruta madura que destila su néctar
al final del estío. Mi nariz va oliendo con fervor la pilosa selva triangular
que converge en tu sexo, asciendo lengua en ristre por tu vulva su breve
distancia humedecida hasta alcanzar el tierno capuchón de tu sensible capullo. Experimentarás
un estremecimiento que te invade vibrando en ti como un orgasmo escondido. Lengüeteo
solemne o desaforado de perineo a clítoris y viceversa, desatando tus quejidos
susurros suspiros y grititos mientras me aferro resbalando por tu espalda. Padecerás
un calor de fiebres uterinas que ruboriza tus avergonzadas mejillas y te deja
temblando en una insoportable cadencia animal que acelera tus enloquecidos
latidos. Acaricio las tersas combas de tus nalgas, surco digital su inquietante
hendidura y dejo mi dedo hurgando delicado en el tierno asterisco escondido
entre tus glúteos. Gozarás en secreto con tus piernas apretadas un espasmo
masturbatorio que te llevará ebria y adormecida en su oleaje masturbatorio
hasta el despeñadero feliz de la petite
mort, empapada de ti misma.
sábado, 29 de noviembre de 2014
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