En medio de la nieve la ciudad se
adormece en la noche fría y casi silenciosa, ella espera la visita de los
cálidos fantasmas que la acosan noche a noche en su lecho de hembra solitaria,
un poeta y un fauno, son uno y son dos al mismo tiempo, un pequeño dios Jano
que irrumpe en los misterios del deseo… abro
suavemente tu ventana que me esperaba entreabierta, dejo pasar primero al poeta
que esta muerto de frío y después me deslizo yo, rastreando tu piel me acerco a
tu lecho silenciosamente y me introduzco entre las tibias sabanas inundadas de
tu perfume de mujer y de hembra en celos, quedo apegado a ti por tu lado
izquierdo…, el poeta esta acurrucado contra tu cuerpo por el lado derecho…,
escucho sus susurros, sus palabras tiernas, sus requiebros de amor, y me quedo
quieto solo oliendo tu cuerpo casi sin moverme… contra tu cuerpo desnudo
sintiendo la suavidad de tu piel en mi piel, el perfume esparce su halito
romántico en nuestra tibia cercanía, busco tus labios que me esperan con
delicadas ansias y los beso, suavemente, como recorriéndolos con mis propios
labios, tocándolos levemente con la puntita de mi lengua, deleitándome con tus
sabores de mujer, siento tu anhelante respiración en mi rostro, mis brazos te
aprisionan con toda la ternura que he acumulado por ti, siento también tu
abrazo calido, de amor amor y de larga espera, nos besamos en silencio, ávidos
de nosotros, de esta cercanía soñada por tantas noches lejos… una de mis manos inicia la búsqueda de tus
pechos de niña, las suaves colinas vistas, imaginadas, soñadas hasta el
cansancio, encuentro el valle perfumado que los separa y paso mi dedo por ese
ardiente surco que me incita a buscar el otro surco húmedo que adivino
expectante entre tus piernas… el poeta a iniciado su letanía de palabras
bonitas…, no me importa, yo busco algo que esta tan escondido en ti que él no
llegara nunca a esos rincones… nuestro beso ha quebrado la noche fría en
dos mitades, acerco mi boca a tu oído y te voy susurrando todas las palabras
que te debo, te hablo de las dolorosa distancia que nos ha separado tanto
tiempo, del dolor de saber que tu viaje se ha pospuesto, de la ausencia de ti
que se acumula en mi alma como el polvo en una casa vacía, te hablo de gaviotas
y pájaros, de los días soleados en tu tierra lejana, del viento que te busca
por las esquinas de las calles de tu infancia, te doy el mensaje de esas calles
de tu adolescencia, te describo las huellas de tus pasos y el eco de tu risa,
los rastros de tus sueños de niña y de tus anhelos de mujer, allá tan lejos que
tu memoria debe buscar esos recuerdos entre el rastrojo de años que te parece
no haber vivido, lugares y personas para ti ya casi inexistentes… (Continúa)
Febrero 8, 2005
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