martes, 30 de septiembre de 2014

LA INMISERICORDE


Se niega pudorosa recatada temerosa, se esconde oculta en un continuo sin rostro, ni baño ni espejo ni pelitos púbicos asomando, ni dormido pezón sorpresivo, se vela en las penumbras, en extrañas imágenes intraducibles a los depravados lenguajes eróticos del sátiro fauno que la cela y acecha en el breve cristal de la lente, se reprime quizá, se excita en la segura distancia detrás del rectángulo de óxido de indio y estaño, ese vidrio cómplice que la exhibe como si no fuera ella. Pero se expone en sangriento rojo satinado, en un triangulo perlescente de púbico carnaval, escarlata bikini provocante, vulva oculta, pubis mullido, muslos desnudos y piernas cruzadas, el interior suave del muslo se eleva inquietante, voluptuoso, soberano en su delicada sensualidad que se besó lamió ensalivó en las tardes que huían hacia el crepúsculo en los altos deseos del castillo, la manchita lunar arriba como una luna lunera cascabelera y lejos alejándose sobre la blanca sábana la pantorrilla y el pie de uñitas pintadas, las carnes pálida en su excitante impudicia, el silencioso exhibicionismo de la iridiscencia bermeja que anida entre sus piernas muy juntas en masturbatoria actitud de avergonzada conventual, furioso bermellón esplendente que deslumbra en lo que encubre, ese olor de hembra, ese sabor misterioso e indefinible que envicia boca labios lengua sin nunca llegar al hartazgo. Se niega pero se muestra coqueta y desafiante en una sola imagen para no hastiar al erecto tenso macho hambriento, sin oír la vox populi, egoísta malamiga, sin respetar el bíblico Eclesiastés me va dejando hambriento mañanero en su soberbia o timidez de musa no misericordiosa.


1 comentario:

Cinzia Reinuaba dijo...

JAJAJAJ bellísimo, me gusta ser tu musa recataday pudorosa.