jueves, 25 de septiembre de 2014

C.


Habitaré esta noche tus sabanas, besando tu espalda de arriba a abajo, despacito, sin que despiertes para que me sueñes en vivo turgente en tus delirios, penetrante. Dormiré tibio y amante rozándome incrustándome en tu cuerpo dormido en vehementes restriegos, novio, potro, niño, feliz y soñado. Te deseo con los fastos insanos de la mejor de las locuras, miembro en ristre, lengua humedecida, manos ávidas, piernas entrabadas. Quiero besarte por el interior de tus muslos, que sientas mi lengua ensalivando tu piel mientras tu música acaricia mi cuerpo envolviéndolo con tu tibieza. En esa epifanía lamo tus senos ascendiendo hacia tus pezones enviciado de ti, mis manos van y vienen por tu cuerpo como una marea en una soleada playa, te van cubriendo con mis espumas seminales y me aferro a ti como las algas atrapadas en tus carnales corrientes marinas. Bebo de tu piel húmeda los embriagantes deseos que inundaron mis ciénagas nocturnas, me sumerjo en los charcos de tu vulva inserto en tus lánguidos licores, disgrego tus ardores con la punta de mi lengua enternecida, lamo la sal de tus íntimos sabores. La noche me abruma en tu silencio ausencia desarmado cautivo potro macho. Sin saber de ti procastino el goce masturbatorio entre la euforia del encuentro, la ansiedad de la búsqueda y la mustia frustración. Me dejas desolado y laxo mirando los espejos vacíos, en tanto, la primavera ha florecido en mis besos tiernos que te persiguen por tu mañana. Te siento intensamente en mi piel vejada por tu eclipse.


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