Te suceden los días enredada en mis palabras,
vertida en la ardiente ilusión de fundirte en mi cuerpo buscando que nuestros
deseos se igualen en intensidad y desasosiego eternizando la pasión compartida
en sus locuras y éxtasis, besas desde allá al ídolo antes que entre erguido y
punzante en el templo que edifiqué en ti para el lúbrico goce y la sagrada
humedad, lo urges y lo lames en cada milímetro de su incitada erección, siento
tus labios asidos a su sensible despertar y desde acá penetro en ti poseyéndote
en el siempre del Amar. Porque inspiras poesía y deseos un beso te recorrerá el
cuerpo, y seré yo en ti urdiendo una trama de ansias encendidas por tus tempranas
palabras, y me inundo de carnales fervores, y te siento rondando golosa en la
piel cercana al falo descorriendo sugerente e invasiva el kimono dark blue, y huelo tu aroma de hembra prodigiosa, de esclava
sujeta a mis designios, de doncella incitante y enamorada mujer rendida. Y
vuelvo a encontrarte, como antes, en tu verbo madrugador, en tus imágenes
iniciales, tus pechos, tus pezones, tu vulva, tus vellos púbicos, tu flor del
sur, tus muslos, tus piernas, tus nalgas imponentes, tus retorcimientos
orgásmicos, tu boca de besos y tu pelo en su nocturno oleaje. Me derrumbas
extasiado sobre el fondo oscuro y secreto de esos laberintos a los que nadie nunca
había accedido, dejas salir las fantasías inconsumadas, los deseos latentes de
sentir y experimentar nuevas sensaciones. Entonces la distancia desparece, el
tiempo se queda compungido aleteando en los intersticios del final lluvioso de
mi invierno, acaricio tu pelo, te beso, y te sigo pensando por el día.
lunes, 1 de septiembre de 2014
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