Para la Loba
imposible
Por esos muslos pálidos de luna madura, por
su suave textura de pétalo y piel, por su tibieza dulce entre lanas y sedas,
rodeada de colores de cauta primavera, irían mis dos manos ávidas a consumar
impúdicas caricias de fauno excitado, iría mi boca sedienta a besos ligeros, y
mi húmeda lengua ansiosa a lamer esas inquietantes columnas marmóreas. Deslizaría
mis labios por el nácar de tu cuerpo, tibio territorio ya invadido en la
esperanza y me arrastraría un alto oleaje en espuma delirante, y sabría así,
por sus furias, que tú me deseabas. Milenios convergerían en ese lugar y esa
hora ardiendo voluptuosos en la carne estremecida. Detenido el tiempo
buscaríamos la última ceniza, trabados en el fuego de un rito secreto, así
descifraría el verbo leve de tus manos y el ávido dialecto tu boca. Y luego
así; manos y boca y lengua apartarían excitadas esas piernas coquetas hurgando
eróticas entre esos muslos de luna hasta alcanzar la tierna y carnal magnolia
que se esconde entre los vellos de tu pubis. Bebería ese día la miel de tu
sexo, lamería gota a gota su íntimo néctar, recorrería con mi legua viciosa los
pétalos de fuego, buscaría el botón oculto en sus pliegues, pistilo sensual que
espera en su trampa carnal, besaría con mis labios esos labios verticales,
cruzando tu deseo y el mío hundiría mi lengua en el surco de tu instinto, en la
profundidad ardiente, en la humedad perfumada, en la hembra que exuda esa miel
mortal.
Abril 20, 2012
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