martes, 23 de septiembre de 2014

DESDE TUS PIERNAS


A partir de las siete perfectas visiones de ayer y hoy.

Desde tus piernas en su cálida luminosidad de amarillos y ocres o en la penumbra sobre las albas sábanas o sobre las flores horizontales en negros y grises azulosos, tus piernas a destajo, paralelas, cruzadas o flectadas, sobrepuestas, juntas o abiertas, los pies y las rodillas, los muslos, las pantorrillas, los talones y los empeines, los deditos, las uñitas pintadas, todo en un carnaval de piel desnuda, de mullidas carnalidades, de deseos de besar lamer morder. Desde su ángulo siempre variable tus piernas que se adhieren al sol dando gemidos (i). Desde su vértice tus piernas guardan el secreto de la inmortalidad (ii). Desde la evidencia pecaminosa del moretón como una breve mancha entre la miríada de manchitas sensuales hasta las bragas negras o la camisola celeste, la lujuria voyerista se esparce en masturbatorias veleidades de macho solo mirando observando gozando. Desde su largura suave y rolliza de manos a piel brindamos para celebrarlo con copas de amor a la luz de tus piernas (iii). Desde su mórbido valle anhelante como un lecho donde me dejarás dormir al amanecer entre tus piernas, entre tus piernas sabrás ocultarme bien y desaparecer (iv). Desde tus piernas bajando fetichista hasta la punta de tus dedos a succionarlos como las uvas previas a las masturbaciones de los amantes pervertidos o subiendo rodillas arriba por tus muslos tibios buscando la mojada calentura de tu vulva ansiada y ansiosa a lamerla penetrarla como la jugosa fruta sajada de la cópula de los desamparados. Desde las iniciales caricias se va mi vida entre tus piernas, me olvido del temor, las horas son eternas y no existe el dolor (v), aunque me sigues negando la revelación del vórtice vertical de su conjunción sagrada.

Notas.-
(i) Las furias y las penas. Pablo Neruda
(ii) La Bomba Loca. Gustavo Cordera
(iii) A la luz de tus piernas. Despistaos 
(iv) La ciudad de la furia. Soda Stereo
(v) Entre tus piernas. Miguel Islas


1 comentario:

Cinzia Reinuaba dijo...

Unas piernas muy inspiradoras. Bellísima prosa