Para la loba siempre
incierta
Soy la sombra que adivinas en los áridos
paisajes, y en las piedras de los sueños una difusa silueta. Sé que aún te soy
un áspero y lejano horizonte, pero ya habitaré tu recuerdo en un aquí y un
ahora. Y no habrá caminos inciertos ni senderos escondidos ni la trama incierta
de arduas meditaciones incesantes, porque la verdad de ese día iluminará todo
misterio para siempre. A las altas profundidades marinas, entre algas oscuras y
peces de plata, te llevaré de mi mano al dulce abismo. Allí aprenderás donde
están las playas de la calma, ha dejarte fluir inmersa en tus sentidos para
aprender otra forma de soñar. Saciaras impúdica tus misterios y secretos sumergida
en el mar infinito del tiempo, y desde ahí, alocados y febriles veremos hasta
el último horizonte, y sabrás entonces que nunca volverás al mismo vacío. En
penumbras y todos mis sueños acuden a ti, a tu piel pálida que sé tibia, a tu
pelo de loba en libertad y a ese escote que me despierta, que me abruma de
deseos, de fantasías secretas, de lujuriosas intenciones. La penumbra te
ilumina y entre las sombras relumbran tus pechos ocultos bajo el tul y tus
manos que deseo sobre mi cuerpo llenas de caricias prohibidas reverberan en
dolorosos destellos porque aun te ocultas de mí. Te desatas y vuelas, entonces
puedo poseerte, buscar en tus ansias el reflejo de las mías, recorrer tu cuerpo
con mis manos transparentes, romper anhelos ocultos, deseos subterráneos, desnudar
tu cuerpo soñoliento y hundirme en ti con el fervor del sexo, con la mascara
virtual que me libra de ser yo y es estar ahí como un fantasma, habitar tu
cuarto, tus rincones, verte mortal, verdadera, ver a la dueña del verbo esclava
de lo cotidiano, a la loba dulce señora de casa, a la hembra desolada, a la
mujer de poemas e imágenes marinas convertida en mujer mujer mujer. Juegas con
mis deseos porque posees mi alma solitaria, porque has derrotado al lobo y
despertado sus milenarios anhelos y rebuscado en sus instintos las llamas, el
incendio, la lava de volcánicas imaginaciones, has tomado sus cenizas aun vivas
y roto sobre ellas el ánfora de tu sexo.
2006
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