domingo, 28 de septiembre de 2014

PURPURAS DE LOS FUEGOS QUEMANTES


Corazones púrpuras en el bordado sobre el púrpura sedoso y suave, la púrpura sensualidad que deja obscena los vellos púbicos asomando libidinosos, los muslos expuesto a las miradas lujuriosas del sátiro, ella allí desafiante en el lecho, la piel pálida, las manchitas erotizantes, el borde de la camisola como siempre delimitando egoísta las fronteras de las revelaciones, las rollizas rodillas de madona renacentista, la sugestiva inspiración que socava la voluntad del celibato y apura los brebajes de sabrosos onanismos, la provocadora ola que tensa erecta yergue endurece, la inquietante perspectiva voluptuosa desde un arriba que baja surcando lengua ansiosa los pétalos de la vulva jamás visible, la excitante visión de las piernas abierta cruzadas, y allá lejos en el cercano horizonte fetichista las uñitas pintadas con rosadas ternuras sobre los felinos fragmentados acariciando con quieto goce la desnudez desvergonzada de la musa yacente. Matices del púrpura sobre los matices de la palidez de su piel, las manchitas lunares, los blanquinegros feroces recortados en mullidas cuadriculas que poseen la dicha de rozarla entera y sentir sus retorcimientos y espasmos, beber su sudor perlado y oler sus perfumes de flor abierta a los lascivas turgencias del sexo soñado pensado vivido. Corazones púrpura, sus iridiscencias bordeando, el mechoncito poco brotando ralo y pervertido en su exhibicionismo mínimo, en su recato vencido. El deseo que se erecta sensible en el entrepiernas sobajeado ante las armonías de la piel tibia esperando la caricia la inserción el masaje procaz, las manos los dedos la lengua o los labios besadores se sueñan bajo los púrpuras de los desbocados corazones.


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