Para la loba,
agradecido del fuego y la imagen
Te veo loba en la oscuridad, veo tu pelo azabache
en la penumbra de tu cuarto, tu piel pálida bajo esa negra y suave ola, y desde
mi oscuro y lejano rincón solo te miro, y te veo hembra ardiendo en tu propio
fuego, buscando con tus manos los lugares íntimos del placer, tus pequeños
pezones erectos, tu pelo negro sobre tu piel, esa lengua, esas manos en tus
senos dándote un placer escondido. Veo tus dedos femeninos que recorren tus
pechos de niña, escardan tu pelo gitano, tus uñas de hembra surcan la piel
encendida, tus manos ofrecen la miel de tus pechos, aprietan tus pezones
hiriéndose de placer, un intimo y desesperante calor te sofoca, tu sexo desea una
verga, se te van las manos a tu vulva ardiendo buscando placer, solución,
saciar tu cuerpo. Urgida de pasión insaciable tus dedos hurgan esa flor húmeda,
caliente, el clítoris sensible, congestionado de ganas, de locura fálica, deseas
una verga que te penetre, que se hunda en ti, que te rompa como hembra total,
sentir dentro de ti la dureza, la potencia. Tus dedos escarban tus ansias, como
desesperados penes que te enloquecen hasta el orgasmo. Y surge por virtual encanto
en tus manos un pene, falo falso, dildo, consolador, lo mamas ansiosa urgida
por deseos instintivos, lo besas, lo lames en desesperación y goce sublimado, la
verga dura, roja, te roza tus pechos, tus pezones, entra y surca en el surco
tibio de sus pechos como un ídolo fálico imponente, sueñas erotizada por tus
instintos más ocultos, lo hundes entre sus senos anhelantes, lo penetras en tu
mojada verticalidad, sientes su dureza erótica, de macho, tu mano lo aferra por
el tallo endurecido, tu vulva late ansiosa esperando, esperando entre esos
vellos negros este miembro duro que te acecha.
2006
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