Para la loba,
hembra de raza ardiente
Blanco sobre el blanco pálido de tu piel, blanco
bajo el negro pelo perfumado, blanco ocultando los pechos encendidos en dulce
erección de pezones, blanco que me niegas coqueta o misteriosa como alada
esfinge, blanco perturbador de mis instintos que pulsan sus deseos en ti. Todo
blanco para tus senos suaves escondidos en la cascada oscura de tu pelo, tibias
palomas de sueños que tus manos anidan eróticas y donde mis labios sucumben a
la visión de tus pechos inalcanzables. Solo veo el vestido verdiazul y la
piedra verde, y algo del pelo negro negro y ese rojo en plena imagen, el rojo,
el negro y tu piel, bajo el rojo sangriento se ocultan tus pechos y tu pelo
negro negro asume la intensidad de una ola para marcar en tu pálida piel el
limite de los sueños, del fuego sagrado, de los anhelos que te buscan, sangre y
luto sobre tus senos como tarde de toros en la arena suave de tu piel. Tauromaquia
de los deseos en corral, sol ardiendo en mis manos, sangre bullendo enardecida,
negro el delirio sobre tu pelo. El largo y negro negro pelo de la loba cae
sobre sus senos de niña, roza sus pequeños pezones, se escurre entre el surco
tibio de sus pechos encendiendo lúbricas miradas, alzando los antiguos mástiles
en los muelles cansados, abriendo las puertas a los deseos lejanos a las ansias
de machos solitarios. No el verdiazul ni la piedra verde, sino el sensual blanco
erótico, el ardiente rojo sangriento y el negro negro oleaje, sobre tu desnudez
impenetrable.
Desde los años
2005 - 2006
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