jueves, 12 de marzo de 2015

DE TU ROJA BOCA LOS DESEOS


Dejarás marcado el dibujo de tu boca en mi piel ansiosa de su ávida quemadura, será la cicatriz del fuego del deseo, de las brasas del mismo rojo vivo de tus labios, carmín y saliva,  frutilla, cereza o manzana, sabores o dulzuras de besos que morderán entre susurros la abarcadora lujuria de esta otra boca que te besa. Irá trazando tu roja boca la precisa topografía de este cuerpo en posesión de ti, atrapado en tu sonrisa de cristales y caracolas, en la sensualidad inquietante de tus labios entreabiertos, en la obsesión de seguir ahí navegando por el borde de tu lengua hasta el naufragio. Será tu voz irrumpiendo en el misterio de la palabra, en la voracidad deslumbrante de altiva hembra seduciendo, en el vaho tibio que abruma la noche desde donde te pienso y deseo. Tu boca, solo tu boca más allá del conjuro o de la vastedad de la penumbra perfumada por tu pelo, oleaje de finos hilos de brillantes obsidianas, incluida en tus ojos invadidos de ternuras. Tu boca sedienta lamiendo, succionando, sorbiendo, tus labios reteniendo la suave piel desesperada, corriendo y descorriendo esa tersura erecta, esa la carnal dureza. Tu saliva anegando desde tus rojos abiertos el otro rojo erguido, el roce húmedo, el apasionado apremio labial, la densa impregnación y el ahogado quejido de rojo teñido. Tu boca mordiendo, aspirando, besando, torturando con la furiosa insistencia del tiempo perdido, tus labios como palomas felices revoloteando en torno a las ruinas saciadas del campanario derrumbado.


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